Borrachera bética de fútbol y de goles

Fiesta grande en Heliópolis, una más, con goleada repleta de golazos para enmarcar. Todo sucedió en el último tramo de partido y cuando se dejaba atrás un rato de preocupación por la forma en que parecía haberse torcido la noche. Era la noche de la gran cita, una de esas noches en las que no cabe el maracanazo, pero la sombra de la duda que supuso el gol del empate pucelano se alargaba más de la cuenta y el peso de la historia pesaba.

La cosa había empezado de cara, con el tempranero gol de Jesús como guinda a unos momentos de fútbol combinativo que hacían presagiar una noche plácida. Pero el Valladolid quería alargar su estancia en Primera y en la intentona de quemar el último cartucho se encontró con una de esas desaplicaciones en defensa que tan frecuentemente aparecen. Asistió el talentoso Moro para que Chuki aprovechase la errónea salida de Adrián y al descanso se llega con tablas.

Lo Celso entra por Fornals en el intermedio, la noche no se arregla y a la hora revoluciona Pellegrini el equipo cambiando toda la banda izquierda y media derecha. Santo remedio, ya que en seguida llega un centro de Bartra para que Hernández cabecee con precisión. A partir de ese gol del colombiano, el Betis es una fuerza de la naturaleza desatada. Dos minutos después, pase a la red del inconmensurable Isco tras una combinación extraordinaria de medio equipo, suma y sigue.

Hablando de fútbol combinativo, excelsa pared de Cucho para que Perraud saque un zurdazo digno de Puskas. Y se llegaría al repóquer de goles con obra de alta artesanía de Abde esquivando contrarios para otro pase a la red. Cinco a uno que puede venir bien para mejorar el average general y noche para el recuerdo con el Betis situado en Zona Champions. Se trata de una situación provisional, pero nadie puede dudar de que este Betis ha puesto su techo a una altura que ni se sabe.