Un lunes de sensaciones encontradas
Estábamos en una mañana de lunes de sensaciones contrapuestas y bajo el común denominador de la amistad y del toreo. Primero, en su barrio de la Puerta Osario se le dedicaba una glorieta que venía de los merecimientos de sevillanía. El agraciado era Rafael Torres, el novillero que tuvo el debut más exitoso que se recuerda. Fue a caballo entre los sesenta y los setenta cuando este torero hizo creer a Sevilla que había nacido el nuevo Pepe Luis. Un par de horas después le dábamos tierra a un torero de lujo que dignificó el escalafón de los de plata. Con Alfonso Ordóñez se nos iba un referente de torería cabal y que siempre llevó como estandarte vital honrar el recuerdo de su hermano el gran Antonio. Fue un lunes de sensaciones encontradas, de mucho gozo y bastante sombra al rebufo de dos grandes amigos.
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