
Manuel Campo Vidal
Todo malestar lo capitalizan los ultras
Recurrentemente decimos que hay que ver la suerte de vivir en esta sucursal del paraíso que es Sevilla tras ver en los telediarios las secuelas de esa ciclogénesis explosiva que se enseñoreó de la vieja Iberia. Con la nieve colapsando las comunicaciones, aquí sólo caben recuerdos de la nieve. Hace setentaiún años nos nevó y su memoria fotográfica es uno de los tesoros intangibles de nuestro arcano. Que nieve en Sevilla es más difícil que lo del camello por el ojo de una aguja, pero los recuerdos se nos vienen a los que vivimos cómo despertó Sevilla aquel 2 de febrero del 54. La aventura de cruzar la Gavidia rumbo a los Maristas y el partido a mediodía delante de lo que fue Capitanía para rematar la faena a bolazo limpio en una suerte que nunca más pudimos repetir los sevillanos jugando de local.
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