A diestra y siniestra

En resumen

Vox es la gran incógnita. PP y PSOE intercambian posiciones respecto a 2016, igual que Podemos y Cs

La campaña nos ha ofrecido muchas novedades. La mayor es Vox, partido que llevaba una vida discretísima, hasta que lo ha lanzado la herida sentimental producida en toda España por el independentismo catalán. Ha hecho la estrategia menos arriesgada, impulsado inicialmente por los medios, que en general les destacaban cualquier ocurrencia o provocación con generosidad temeraria. Se han tapado, han rechazado entrevistas o debates por doquier y son la gran incógnita del resultado. Se produce una paradoja, contraria al resultado andaluz: a mayor éxito de la ultraderecha, menos posibilidades tiene el bloque conservador de conseguir el poder.

Ciudadanos y Podemos terminan la campaña en posiciones inversas a 2016. Entonces Podemos aspiraba a sobrepasar al PSOE, por eso prefirió Iglesias que gobernase Rajoy a la coalición PSOE-Cs. Esa actitud egoísta ha quedado tan apartada como su afán por denigrar la Constitución y el régimen del 78. La sorprendente humildad que ha mostrado en los debates es comparable a su fe de converso en el texto constitucional. Rivera, por el contrario, ha apostado todo a pasar al PP, jugando la única carta que tenía para llegar a la Moncloa. Las encuestas dicen que su sorpasso va a tener la misma suerte que el de Iglesias hace tres años, pero quién sabe. Su campaña ha sido chocante, dura e intransigente, impropia de un liberal.

Los dos clásicos del bipartidismo también han intercambiado los papeles. En esta cita los socialistas han partido con clara ventaja y los populares en franco retroceso. Sánchez se muestra como el moderado capaz de parar la llegada en tromba de los radicales de Vox, donde en 2016 Rajoy era el moderado que iba a librar a España de los radicales de Podemos. Según los sondeos, a ambos les saldría la apuesta igual de rentable. Casado, sin embargo, como Sánchez en las dos anteriores elecciones, no encuentra su sitio, desbordado por una competencia en su mismo campo que le ha dejado descolocado.

Lo único que no cambia es la presencia notable de nacionalistas de toda laya, dispuestos a favorecer un desempate y a pillar un botín a cambio.

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