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¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Plaza Nueva, territorio irrenunciable del libro

Pobre del que fantasee con la idea de cambiar de ubicación uno de los eventos más queridos de la agenda cultural+ Feria del Libro Antiguo (y muerto)

Libros antiguos en la Plaza Nueva.

Libros antiguos en la Plaza Nueva. / DS

A uno le van naciendo las costumbres sin darse cuenta y tira hacia ellas como el ganado al establo. El pasado lunes me sorprendí inaugurando la Feria del Libro Antiguo con un rito ya arraigado pero, hasta ahora, inconsciente: pasarme por el quiosco de Alejandría para charlar un rato con el benemérito José Manuel Quesada y, de paso, llevarme de gañote el volumen que todos los años editan con motivo de la que es una cita ineludible de la agenda cultural sevillana. José Manuel Quesada tiene un concepto viejo del tiempo, como los libros añosos que vende. No es avaricioso con los minutos y le gusta la charla demorada, casi siempre relacionada con los asuntos de su gremio. Uno sale de su tienda del Pasaje de los Azahares o del quiosco de la Plaza Nueva con un libro de más y la grata sensación de que ha aprovechado el tiempo.

Volvamos a lo del gañote. Este año, la Asociación de Amigos del Libro Antiguo ha publicado con la Universidad de Sevilla una antología de textos históricos de Chaves Rey, Apuntes sevillanos del natural, cuyas primera catas anuncian el gozo de los que solemos andar atareados con las cosas antiguas de la ciudad. Todo dentro de lo habitual. Pero, “como guinda que colma el pastel”, que diría un clásico, el gremio ha publicado también un álbum de fotos titulado La plaza de los libros, que hará pasar un buen rato a todos aquellos que tienen como arraigada costumbre explorar la Plaza Nueva cuando, acabando noviembre, se levanta allí el real de la ya pureta Feria del Libro Antiguo, que este año cumple 46 años. Más allá de las divertidas y nostálgicas imágenes de libreros y librerías de ayer y hoy, de lectores y escritores, de quioscos y manteros... este álbum es, sin mencionarlo expresamente, una clara reivindicación de la Plaza Nueva como territorio irrenunciable para estos profesionales que han convertido a Sevilla en una de las ciudades españolas de referencia en su sector. Por circunstancias concretas, la Feria del Libro Antiguo puede ubicarse temporalmente en un lugar diferente (ya se ha hecho en la Plaza de San Francisco), pero pobre de aquel/lla que fantasee con la idea de buscar otros horizontes para el evento. A la Feria la queremos allí, en la plaza decimonónica levantada sobre los restos de la Casa Grande de San Francisco, con su tranvía dando campanazos para avisar de la salida, cerca del Bar la Pará para quienes quieran abrevar Cruzcampo y de la capilla de San Onofre para quienes quieran rezar. Los experimentos, por favor, como diría Burke, que se hagan con los Latin Grammy.

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