15 días de mayo

Luis Sánchez- Moliní

Y Zoido sacó un Lenin de la chistera

NAdie le va a negar a Zoido que, en Sevilla, es el gran mago de las distancias cortas electorales. No le acompaña ni el físico ni el pico, pero sabe como nadie crear y escenificar historias que llaman poderosamente la atención del público, como durante las elecciones de 2011 la limpieza del Vacie, pala en mano y vestido de Coronel Tapioca, o la reparación de aquel famoso banco de Bellavista que la desidia municipal socialista había condenado a la herrumbre. Pequeños dramas que levantan grandes pasiones.

 

Sin embargo, en  estas elecciones de 2015, Zoido se ha superado a sí mismo con el fichaje de un camionero ecuatoriano llamado Lenin Castro, con antepasados comunistas y que exhibe con orgullo (al parecer impostado) dos grandes fotos del alcalde en su hormigonera. Sencillamente genial.

El profesor Comellas ha comentado más de una vez cómo el Partido Maurista, la gran esperanza fracasada de la derecha reformista española, presumía de tener un obrero en sus filas, al cual paseaban por mítines y revistas como mujer barbuda. Por su parte, fue  Herbert Marcuse quien comprendió que los proletarios no buscan realizar ninguna revolución universal, sino simplemente acercarse lo máximo posible al estilo de vida de los burgueses explotadores. Aunque la izquierda ha intentado siempre etiquetar como "tontos" a los obreros de derechas, lo cierto es que abundan y sólo los universitarios y los ingenuos siguen teniendo aspiraciones revolucionarias. Lo dijo Paco de Lucía, "dejé de decir que era de izquierdas el día que gané los dos primeros millones de pesetas".

 

Lenin es como esas cucarachas que dice la leyenda que sobrevivirían a un apocalipsis nuclear. Por mucho que la ciencia histórica haya demostrado su relación con espeluznantes masacres (que no toda la culpa fue de Stalin) sigue disfrutando de una cierta buena imagen, la suficiente como para que los modistos más chics impriman su rostro en las camisetas o que el pensador de moda en ciertas esferas, Zizek, lo reivindique como una forma de hacer política en esta era del espectáculo. Ahora, para colmo, llega Zoido y se saca un Lenin de la chistera. Luego llega Vox y se queja, con razón, de que esto no es derecha ni es nada.

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