El bajonazo está... en la Puerta del Príncipe

Esta ciudad a duras penas tiene ya capacidad para llenar tantas páginas de fotos con personajes en tantas tardes de toros

El encanto de la distancia con la Feria

Aquella víspera de cónclave con un cardenal elector

Cámara de fotos de colección.
Cámara de fotos de colección. / M. G.

06 de mayo 2025 - 04:00

En la red social Facebook hay una opción que permite pausar a un usuario durante 30 días. ¡Qué maravilla! ¿Está usted hasta la corcha de ver los viajes de un señor al que nadie ha pedido testimonio de sus periplos, de los selfies que colecciona con famosos y de los infumables retratos para los que posó 'motu proprio' en la noche de la cena del alumbrado? Pues le da a la opción de pausar y a descansar de tanta fatuidad y tanta sobreexposición. Como dice cierta publicidad de una emisora local: "¡Qué maravilla, chiquillo!". Se mira uno al espejo y se pregunta. ¿Por qué he perdido tanto tiempo viendo las fotos de esos señores de tan apretadas agendas sacramentales con gente tan estupenda y con tantos chalecos de cuellos de pico comprados en Galán? ¿Qué me han aportado tantas fotos de arroces y carabineros? ¿Acaso me he reído con tantos chistecitos del botarate de Trump revestido de pontífice o con los memes sobre el cónclave? Ojalá pudiéramos pausar la Puerta del Príncipe de estos días en lo que a soportar fotografías se refiere. Los fotógrafos tienen mérito, mucho mérito, al rellenar páginas con personajes tantísimos días. ¡Si no hay afición local para llenar la plaza! El otro día vimos a un señor que salió tres veces en diferentes medios en la misma tarde. ¡Una medalla para ese hombre! No estamos en la Feria de la princesa de Mónaco, Jackie Kennedy o la duquesa de Alba. Estamos en algo peor que me permitirán que no le ponga nombre porque aguardamos la fumata blanca y la ciudad se somete a su particular terapia en los días de Feria.

Hay una Feria familiar, auténtica y sencilla. No la hay ya con glamour, lo sentimos. Aunque el lunes hubiera un acto de Vanity Fair en pleno real con muy pocos sevillanos invitados. Se mira la ficha de la corrida del maestro Peris (no se pierdan las crónicas magistrales en Diario de Sevilla) y se obtienen los datos principales. Cuando se leen las estocadas, siempre llaman la atención las medias, las bajas y los descabellos. Pero el bajonazo es... En la Puerta del Príncipe. De la puerta hacia la verja, claro. ¡Ojú! Uno recuerda cuando los fotógrafos de hace 25 años se repartían los "comodines" de esas tardes. Uno de ellos era Rafael Álvarez Colunga. Si se ponía en la foto al recordado Lele en la pre-Feria, se gastaba el "comodín" para el resto de días difíciles, que eran los previos a las tardes de farolillos. Ahora es que no queda más remedio que repetir rostros (y caras, todo sea dicho en el sentido que está usted pensando), porque la ciudad no da para más. No hay mimbres para más cestos. Al menos el abono confeccionado por la empresa Pagés está muy por encima de cierto paisanaje. Los aficionados de verdad son pocos, se refugian en las gradas y evitan el chuflerío. Este año el bajonazo es de los que piden silencio. Un silencio que hemos roto en carcajadas porque hay quien se pasa 45 minutos en la Puerta del Príncipe a la búsqueda de un hat-trick en el álbum. Bendita ciudad.

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