Prudente y pragmático, pisando siempre sobre seguro, mi estimado delegado de Movilidad y de tantas cosas más Juan Carlos Cabrera anda tocándose la ropa a la vista de lo que se nos viene encima con los fastos navideños. Esa Navidad que un colega antecesor suyo en la Casa Grande calificaba como solsticio de invierno y que este año llega con el bichito afilando los colmillos ya tuvo antier su pistoletazo de salida. Cuando la tarde oscurecía y las persianas de los comercios se habían arriado, sorpresivamente se hizo la luz. Las calles se iluminaron y a la gente la cogió en casa, con lo que el efecto de los peligros de la bulla se atenuó. Una jugada maestra de Juan Carlos a la par que anda en la cosa de ir echando mano de otras maniobras estratégicas para el intento de que el bichito cabrón no se venga más arriba de lo que está. Seguro que tan eficiente concejal va a conseguirlo.