La ciudad y los días
Carlos Colón
Montero, Sánchez y el “vecino” Ábalos
Algunos protagonistas de aquella Sevilla de los 90 que intentaron con iniciativas y proyectos nuevos que la ciudad no cayera en la depresión posterior a la Exposición Universal sonríen con cierto orgullo con cada partido que juega el Betis en el Estadio de la Cartuja mientras duran las obras del Villamarín. Las cosas no salieron como se proyectaron, pero hay una cierta victoria parcial, una suerte de compensación moral, en cuanto ocurre en este tiempo de mudanza provisional de uno de los clubes al coliseo cartujano. "¡Entérate de una vez! El estadio no se construyó para el atletismo. El propio Rojas-Marcos ha repetido hasta la saciedad que se levantó para el Sevilla y el Betis. Las pistas se colocaron para el Mundial de Atletismo del 99, pero siempre estaba previsto que el graderío acabara ocupando ese espacio, tal como se ha hecho finalmente. La obra no ha sido un invento o una idea nueva, estaba contemplada. ¡Pero nada! Ahí siguen algunos diciendo que si fue una obra megalómana, que si no sirvió para nada y que si se concibió para el atletismo... ¡Es increíble! ¿Algún gobernante hace un estadio antes de que su ciudad sea designada como sede de los Juegos Olímpicos? Eso no pasa por la cabeza de nadie porque se trata de una inversión descomunal. ¿Por qué se hizo el estadio? Porque Rojas-Marcos se marcó el objetivo de que jugaran el Sevilla y el Betis, por eso algunos sonreímos estos días. ¿Se equivocó Alejandro? Pues está claro que los clubes no se mudaron al estadio. ¿Le dieron su palabra los clubes? Sí, se la dieron. Todo aquello lo viví muy de cerca. Pero el Sevilla y el Betis dieron marcha atrás, estaban en su derecho de hacerlo, no lo dudo. Hubo reuniones de madrugada en el Ayuntamiento de las que nunca se enteró nadie. Se hacían de noche apara evitar filtraciones. A la Plaza Nueva llegaban León, el presidente del Betis, y Cuervas, del Sevilla; José María Martín, que era consejero de la Junta, y Miguel Ángel del Pino, presidente de la Diputación. El Sevilla y el Betis compraron acciones y se sentaron en el consejo. ¿Qué pasó luego? Cuando Francisco Álvarez Cascos llegó al poder se puso de acuerdo con el periodista José María García y con Lopera para importantes acuerdos de televisión. Lopera pidió a cambio el Estadio de la Cartuja, quería quedarse con él. Alejandro se opuso y recibió serios avisos de don Manuel, que presumía de tener además el apoyo de Aznar, Arenas y Soledad Becerril. Rojas-Marcos le decía que no se había hecho el estadio para un solo club. Hubo hasta amenazas a las que Rojas-Marcos tuvo que responder en una ocasión colgando el teléfono. El estadio se hizo para los dos clubes y con el compromiso de las dos entidades. Todo se vino abajo cuando el Gobierno de entonces se lo ofreció a Lopera. Y ahí quedó todo. No era un estadio para el atletismo, nunca lo fue. No se hizo para eso, pero seguimos con las versiones tóxicas. Ahora, al menos, se usa para partidos de fútbol de uno de los clubes".
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