Una mudanza obligada

El San Francisco de Paula se ha quedado ‘fuera de cacho’ en un centro de la ciudad concebido para servicios

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La entrada del colegio por la calle Alcázares.
La entrada del colegio por la calle Alcázares. / Juan Carlos Vázquez

25 de noviembre 2025 - 04:15

El centro de Sevilla se concibió a principios del siglo XXI como zona de servicios, turismo y excepcionalmente para sevillanos. Los accesos en coche se restringieron y las líneas de autobuses urbanos se replegaron al Prado, cuando hasta 2007 llegaban a la misma Plaza Nueva. ¿Para qué acude al casco antiguo el sevillano, que mayoritariamente vive en los barrios? Dispone de centros comerciales con derecho a aparcamiento gratuito. Sale de su cochera, estaciona en el susodicho centro y regresa en su automóvil. La Giralda se ve la mar de bien en las fotos y, además, ya se la sabe de memoria. Las tabernas son de un gran nivel en muchísimos barrios, donde también hay naranjos en flor, veladores, la verbena anual, procesiones de todo tipo, heraldo propio y hasta una piscina con una pizca de suerte. ¿Para qué sufrir las incomodidades de desplazarse a un centro tomado por turistas y franquicias? Acaso acude en Semana Santa y algún día suelto de un fin de semana previo a la Navidad para admirar la iluminación navideña, hacerse un selfie y publicarlo en las redes. Añadan la posibilidad de comprarlo todo, absolutamente todo, en las plataformas digitales. Si el sevillano evita el centro, analicen por un momento la situación en la que se encuentra un colegio como el San Francisco de Paula, que se ha quedado fuera de cacho y en el mismo sitio que hace 140 años con la particularidad de que todo ha cambiado a su alrededor. Aquella ciudad que giraba en torno al centro, ahora lo hace en todo a las grandes barriadas como Sevilla Este. Ocurre como con los clubes privados de Sierpes, que han aumentado su oferta cultural con eventos y exposiciones, pues la inmensa mayoría de los socios residen muy lejos y solo acuden en Semana Santa. Renovarse o sufrir.

Asevera Luis Rey con razón: “Sentimentalmente, es doloroso plantear la salida del edificio que ha sido sede del colegio durante los últimos 140 años”. Las grandes marcas de la ciudad –incluyan las de todo los órdenes– necesitan una actualización. Conviene reinterpretar el producto (sea el que sea) en función del tiempo que nos ha tocado vivir. Una actualización afrontada sin perder de vista el objetivo principal –eso que tanto gusta llamar la esencia– para asegurar una permanencia con éxito. Si el centro de la ciudad es inhóspito para muchos sevillanos, imaginen para los cientos de alumnos de un colegio que han de entrar y salir del casco antiguo cada mañana, una experiencia tantas veces compleja que cualquiera puede contemplar en la calle Imagen. La mudanza es obligada. La operación tardará unos años. Si la Iglesia vendió el Palacio de San Telmo, se entiende la mudanza de un colegio.

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