PUES sí, Padre Medina se va redimiendo. Como única ficción andaluza semanal le seguiremos perdonando algunos de sus pecados de tramas e interpretaciones. Incluso que figurantes de El Viso y Santiponce tengan menos fe que Santo Tomás. Admitimos a este cura buenorro como compañía en el día del Señor porque encontramos versículos divertidos y, ciertamente, un universo de secundarios bienaventurados. Si los Álvarez Quintero vivieran hoy día estarían trabajando en la televisión comercial y sus obras, digestivas, sencillas y para el gran público, se aproximarían a lo que se cuece en ese ayuntamiento de Marinaleda de San Francisco, donde las páginas del BOJA se destinan a los esfínteres y el alcalde recibe jamones en cajas de archivador. A la amable Padre Medina se le observan algunos detalles de osadía en Canal Sur, bromeando sobre un enchufismo municipal que ha sido común en todos los consistorios andaluces que en el mundo han sido. Hombre, y quién sabe si en alguna cadena autonómica también cundió ese alto voltaje que parodia el gordillo y ateo alcalde Juanma Lara, actor que Dios guarde muchos años. Padre Medina capta un universo rural ligeramente anacrónico, pero se sigue dejando ver y hasta se le nota que va tomando aire fresco.

En esta misma noche dominical Antena 3 ha estrenado otros Padres, un Escenas de matrimonio con adolescentes y niños (oh, cielos, qué horror), que no viene a revolucionar la historia de la televisión, pero arrancó con algún sketch afortunado. La tira de Padres son recortes de guión, escenas exentas de un par de minutos que parecen la versión adulta de Cosas de la vida, de Disney Channel. Lo de adulta es porque hubo una porción de sexo soterrado, lo que le bloquea su ambición familiar. Es muy tópica. Pero dura 15 minutos y eso ya es para celebrarlo.