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Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

La política, las mujeres, los niños y la bebida

La socialista Amparo Rubiales y la popular Virginia Pérez se las han tenido muy tiesas en el Patio Twitter

No tengo plaza en el corral de Twitter, y sé que esa ausencia me lleva a perderme "lo más grande", por decirlo de alguna manera. Pero tengo un colega de profesión, y además buen amigo, que a veces me pasa perlas, tirando a negras. Cada vez que recibo una de esas me pregunto si no estaré equivocado al no apuntarme -¿cómo se dice, unirme?- a ese club en el que de hacerlo tendría que seguir las pautas que me parece que sigue él: fino olfato, observación a distancia y sobriedad en sus cáusticos comentarios -a él le sobran 240 de los 280 caracteres-. En esto es en lo que yerran casi todos los tuiteros, con sus dedos de epilépticos.

Por él he tenido noticias de la refriega en ese patio entre dos señoras. En un portal, Amparo Rubiales, 74 años, socialista histórica (que se dice), ex unos cuantos cargos, feminista militante, y en el de enfrente Virginia Pérez, con más de 40, jefa del PP de Sevilla, parlamentaria y abstemia. Ambas tienen un perfil de tuiteras cocido a fuego lento. Y en esos fogones se sienten a gusto. El raciocinio y la reflexión, mejor para otros canales. En Twitter hay que exhibir, junto con la carótida inflamada y los ojos desorbitados como los de Jane Hudson, deslenguamiento y guantazo.

La Pérez y la Rubiales se las han tenido muy tiesas. Ya a principios de abril la segunda hizo dudar de ese feminismo religioso que practica llamando "tonta" e "inferior" a una mujer, la presidenta madrileña, Ayuso, compañera de partido de la primera. Y no hace muchos días ésta colgó en su cuenta que a su hija le habían dicho en el cole que su mamá es mala porque es de derechas, lo que a su juicio demuestra "la mezquindad y la ruindad de la izquierda", y después fue y difundió orgullosa de sus niñas un dibujito en el que las pequeñas, según la madre, lo tienen muy claro: "PP bien, si quieres justicia. PSOE mal, si te da igual España". Hay que imaginar a la Pérez esmorecía y con el babero empapado. A la socialista le pareció "vomitivo utilizar a las menores" y puede que "hasta delito", y se lo reprochó. Fue tal el rebote de la presidenta del PP sevillano que espetó a la veterana, entre otras cosas, lo siguiente: "No odiar y no beber permiten ver la vida con suficiente claridad y templanza como para no caer en provocaciones sobremesa (sic)". Gran Nivel Político en el Patio Twitter.

Por cierto, se equivoca la Pérez al aludir al odio y a la bebida como dos actividades conexas. Ser abstemia no la libra de odiar. Recuerdo, a bote pronto, dos abstemios: Hitler y Franco. La bebida favorita del gallego era la Fanta de limón. Ah, y Churchill se pimplaba un whisky desayunando. Ahora se entiende todo.

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