puerta de los palos

el Fiscal

La reforma Arenas entra en juego

La principal novedad de la reforma estatutaria que impulsó el ex presidente, las listas únicas, se estrenará en unas elecciones con dos aspirantes en liza

ANOTEN tres conclusiones en materia electoral gregoriana en caso de pluralidad de candidaturas, como parece que ocurrirá el próximo junio. Primero. Se puede ser presidente del Consejo con los votos de la sección de penitencia, que suman ya 70 con la incorporación de la Hermandad de la Milagrosa. Pero nadie, nunca, ha podido presumir de una mayoría absoluta de apoyos en esa sección. Segundo. No se puede ser presidente del Consejo con el exclusivo voto de la sección de Gloria (46) pero, ojo, porque se trata de hermandades que votan en bloque. Y tercero. Ningún presidente lo ha sido hasta ahora sin el apoyo mayoritario de las glorias. ¿Cuál es la clave entonces? Garantizarse las glorias y arañar todo lo posible en una sección de penitencia mayoritaria, pero que siempre vota dividida en función del delegado del día y, por supuesto, de filias, fobias, parentescos y otros causas análogas. ¿Por qué votan las glorias habitualmente en bloque? Porque agradecen las caricias de lomo recibidas y recuerdan con precisión los agravios sufridos. Las glorias no olvidan los afectos ni los desprecios. Y en los últimos años ha habido de todo, sobre todo a cuenta de la reforma de los estatutos y de los debates sobre la necesidad de establecer el voto ponderado o de arbitrar un sistema de subvenciones por el que no vaya un euro de la carrera oficial a las corporaciones letíficas.

Eso ha sido así hasta ahora. A Luis Rodríguez-Caso le ayudó Antonio Muñoz en materia de glorias en las elecciones de 1988 frente al ex alcalde Juan Fernández. Y Andrés Martín lo hizo con Manuel Román (frente a Jesús Creagh) y Adolfo Arenas (frente a Juan Caros Heras y Joaquín de la Peña). Antonio Ríos no precisó de ayuda en ese aspecto, pues no tuvo rival en las urnas en ninguna de las dos ocasiones que se presentó.

La gran novedad del próximo junio es que se aplicarán por primera vez los nuevos estatutos, reformados por impulso decisivo de Arenas, el presidente que dimitió y no pudo presidir la asamblea en la que el texto resultó aprobado. En materia electoral, se estrenará la lista única. El hermano mayor votará a un equipo completo de cargos generales y consejeros. No se dará ya el caso, por ejemplo, de que resulte elegido un presidente con un delegado de penitencia del equipo del candidato a presidente perdedor. Se trata de garantizar que el presidente victorioso gobierne con un equipo elegido según su criterio al cien por cien, y de reducir la posibilidad de que haya elementos rebeldes (pistoleros, diría Bourrellier) que provoquen quebraderos de cabeza durante cuatro años.

La lista única puede tener efectos curiosos. Es de suponer que si un candidato logra un candidato de consenso como delegado de día, las hermandades de esa jornada votarán a ese candidato. O no, que diría Rajoy. La guasa puede estar ahí, por mucho que a priori se pueda presumir el respaldo de la jornada entera.

También puede ocurrir que las hermandades de una jornada propongan dos candidatos para delegado: uno para cada lista. Y así se aseguran esa ambigüedad que gusta tanto a las cofradías, y la libertad absoluta de voto, porque, en cualquier caso, el resultado será del agrado de todas. O, al menos, se supone.

Por todo esto, la negociación de los delegados de día será la primera gran prueba para los candidatos a presidente, que les permitirá calibrar sus verdaderas opciones de victoria. Si una jornada sólo tiene un candidato, el presidente que lo incorpore podrá garantizarse el apoyo de ese día. Por eso todo apunta a que es mucho más importante en esta ocasión el cierre de los cuadrantes de delegados de día que los cargos generales.

En cualquier caso, de aquí a junio no hay que descartar reproches (esperemos que sólo cofradieros) entre las candidaturas para erosionar las posibilidades electorales del contrario. Las hemerotecas y videotecas se pondrán a funcionar para hallar pruebas que dejen en evidencia a un aspirante frente a una sección. Recuerden que algunos sueñan desde hace años con ser meros consejeros. Y que hasta hubo un intento de debate en televisión con los aspirantes de 2000. En esto somos únicos, como la lista impulsada por el único (también) que dimitió.

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