La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

¡Un regate a los pisos turísticos en el barrio de Santa Cruz de Sevilla!

Descartado el proyecto de conversión en apartamentos de la casa de Talavera, que volverá al uso residencial La turismofobia que viene

La casa del número 12 de la Plaza de Santa Cruz de Sevilla.

La casa del número 12 de la Plaza de Santa Cruz de Sevilla. / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

Habría que salir a la calle a vocear la noticia como los chiquillos cantaban antiguamente el tema principal de la portada para vender los siempre románticos periódicos de papel: “¡Extra, extra, la casa de Talavera de la Plaza de Santa Cruz no acogerá apartamentos turísticos!” Y así es. El proyecto de una empresa catalana para transformar por 800.000 euros el casoplón del número 12 en viviendas para fines turísticos queda definitivamente orillado. ¡Albricias! La sociedad se echó atrás finalmente, se ha producido un cambio de propiedad y la nueva dueña del inmueble, doña Inmaculada Barrero, apuesta por un proyecto de mejora, valorado en unos 170.000, euros que convertirá la preciosa casa en una vivienda unifamiliar de acuerdo con un proyecto de los arquitectos Miguel Díaz Zulategui y África Serra. El edificio recuperará el uso residencial que tuvo en sus orígenes. Antes dice el alcalde Muñoz que no quiere más pisos turísticos en este barrio y antes nos llega una buena nueva de estas características. Es todo un respiro en el proceso agresivo de turistificación del centro histórico. Se trata de una casa-patio regionalista del arquitecto Juan Talavera y Heredia (1880-1960).

Muchos sevillanos y visitantes recordarán que en este inmueble estuvo en una primera etapa el taller de la reconocida modista Lina, por lo que era habitual el trasiego de personajes famosos y, posteriormente, funcionó como el recordado restaurante Albahaca, dirigido por María Luisa del Vando, que además durante varios años fue la presidenta de la asociación vecinal del barrio de Santa Cruz. El edificio es célebre por la decoración interior de los salones, marcados por una preciosa azulejería, y por los techos altos, propios de la arquitectura de una etapa en la que no existían los aires acondicionados. En el restaurante comieron desde reyes hasta intelectuales y, por supuesto, aparece citado en obras literarias como La piel del tambor, del escritor Arturo Pérez Reverte.

Talavera diseñó a principios del siglo XX la plaza de Santa Cruz al completo, incluido este edificio, donde vivió y tuvo su estudio de trabajo. La casa está datada a finales del siglo XIX, pero la fecha documentada de terminación de las obras es de 1923. Se trata de una buena noticia. Sevilla necesita vecinos en el centro, que habrá que repoblar más pronto que tarde. Hay ya estudios serios que advierten que la turistificación está expulsando a los vecinos de menores rentas de los centros de Madrid, Barcelona y Sevilla. Santa Cruz es todo un símbolo en la búsqueda de los equilibrios.

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