Hablábamos ayer de los sonidos de nuestra Semana Santa, mayormente del horror de esos nuevos que machacan nuestros oídos tras algunos palios. Sonidos descompasados, estridentes, como los que se producen en cualquier atasco automovilístico. Atasco en Torneo es un calificativo que le viene al pelo a muchas composiciones que han venido a competir con obras tan sublimes como Soleá dame la mano, Ione, Margot o Virgen del Valle. Y si nos referíamos ayer a esos sonidos, ahora convendría entrar en el apartado de olores, tanto en los vigentes como en los perdidos. Y así como el olor a la flor del naranjo ha sido, es y será el más cantado, cómo vamos a olvidarnos del muy aromático incienso. Incienso que así como el azahar huele desde ya mismo, el del incienso están a punto de quitárnoslo de su puesto de guardia en calle Córdoba como antesala de la gran fiesta.