La supervivencia del Cine Cervantes

La ciudad verá si deja caer una sala única y pierde otro establecimiento que genera sello propio

La libertad perdida en los bares

Bares sin guiris

La espléndida sala del cine Cervantes.
La espléndida sala del cine Cervantes. / M. G.

28 de julio 2025 - 04:00

El Cine Cervantes de la calle Amor de Dios sobrevive gracias a formar parte de una red de otras salas donde figuran Metromar Cinemas 12, Los Arcos Multicines y Avenida 5 Cines. Es una joya catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC) que se descubre al acceder a su interior. La fachada no le hace justicia, como ocurre con el Llorens de Sierpes. El Cervantes no es rentable. El público prefiere cines donde el aparcamiento es gratuito y no hay que superar las incomodidades del centro histórico. Reabrió con entusiasmo tras el Covid, ha entrado en circuitos de festivales, ha procurado ponerse al día en un mercado dominado por las plataformas digitales, pero los números no cuadran. La empresa es difícil, casi romántica. Y, por supuesto, digna de agradecer. El caso del Cervantes recuerda al del inolvidable ganadero Pepe Moya Sanabria, que explicaba que cuanto ganaba con Persán lo invertía en la ganadería El Parralejo. "Los toros se comen los detergentes", nos decía con sentido del humor. Y con los toros era feliz, como debe serlo Segismundo Hernández, de la empresa Unión Cine Ciudad. O hay vocación, o el negocio no se entiende. O los sevillanos toman conciencia de la importancia de apoyar una sala de sabor y estilo únicos, o pegará el persianazo y veremos el Cervantes convertido en bar de copas, restaurante de comida rápida o centro comercial, siempre que pasen muchos años de cierre y, por supuesto, de papeleos ante las autoridades que tutelan el patrimonio. Y así iremos perdiendo no solo los comercios que nos hacen únicos, sino los cines donde no solo se acude a ver un largometraje, sino a hacerse fotos en los elegantes pasillos o con la gran lámpara de la sala.

El señor Hernández se lo explicó a la compañera Cristina Cueto: "Es muy fácil decir qué bonito es el cine, pero no ir nunca. Por este camino, conozco pocas empresas que tengan abierto un establecimiento con pérdidas continuas, año tras año". Malos tiempos para demandar la presencia de un espectador en una sala de cine cuando bastan el sofá y la televisión a la carta para disfrutar de películas y series producidas este mismo año. O se muestra la experiencia única (concepto estrella en los tiempos actuales) de ver una película en un lugar catalogado, elegante y con su punto suntuoso, o condenaremos al establecimiento a un nuevo cierre y a su progresiva degradación. La ciudad dirá si tiene capacidad para mantener un BIC en uso, o si nuevamente pierde la batalla de preservar su sello propio. Si queremos una ciudad enfocada al cien por cien a un turismo depredador (que paradójicamente destruye los valores que lo generan) o si cuidamos aquello que nos hace diferentes y que, por tanto, nos mantienen como un destino atractivo. Sevilla es mejor con ciertos negocios, caso del Cine Cervantes. Tal vez el turismo masivo decaiga algún día. Y entonces miraremos qué nos queda de original para competir por las sobras junto a otras capitales. Que entonces no veamos solo promociones de apartamentos sobre las que emerja la Giralda.

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