El último adiós de Arahal

"Manolín era un chico alegre y muy cariñoso con su familia, además pensaba siempre en ayudar a los demás, muestra de ello es que desde tan joven decidiera hacerse donante de órganos. Ha tenido una vida demasiado corta". Éste es el retrato que hacía este domingo Ana García, vecina de Arahal, mientras esperaba la llegada del coche que portaba el féretro de Manuel Cortés Balbuena, de 18 años, la cuarta y última víctima del trágico incendio acontecido el pasado jueves en el que fallecieron sus abuelos y su hermano menor, Rafael, de 11 años.

Una multitud de amigos y familiares de los cuatro fallecidos se congregaron, de manera puntual y en completo silencio, en las escalinatas de la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria en el centro de Arahal. Las lágrimas en los ojos de los más jóvenes aparecieron sobre las 12:32 cuando una larga comitiva fúnebre, compuesta por siete grupos de amigos de Manolín que portaron coronas con mensajes de cariño y recuerdo, asomó por la calle Victoria.

El templo de la vía IV Conde de Ureña se quedó pequeño para acoger a los cientos de vecinos que, aún sobrecogidos, asistieron al funeral. Muchos arahalenses optaron por seguir la ceremonia desde la calle, una vez entraron en la iglesia para regalar palabras de cariño y consuelo a la familia de las víctimas, especialmente a María Balbuena, hija y madre de los fallecidos. La incredulidad y el trauma por lo ocurrido fueron sensaciones compartidas por todos los presentes, a pesar de la brecha generacional, como una muestra de que el dolor no entiende de edades.

La ceremonia fue oficiada por el párroco Miguel Ángel García Badía, que tras leer la parábola de los talentos, de San Mateo, destacó en su homilía que Manolín era donante de órganos: "Es extraño que un joven se plantee esta acción, pero es una muestra del modo de ver la vida de Manuel, porque pensó que así podría aliviar o hacer vivir a otra persona que lo necesitase. Se trata de una forma de poner los talentos en marcha". García afirmó que el dolor tan grande de despedir a dos personas de tan corta edad no se puede describir con palabras. Por ello, se sirvió de los versos que el poeta Miguel Hernández dedicó al escritor Ramón Sijé para explicar el sufrimiento que supone la pérdida de un ser querido: "Tanto dolor se agrupa en mi costado/ que por doler me duele hasta el aliento". El párroco hizo un llamamiento al cariño, al afecto y a la amistad entre vecinos "como el rostro principal del pueblo. Aunque no tengamos grandes monumentos, ni personajes históricos, lo importante es que somos solidarios y estamos unidos en los sucesos más trágicos".

La misa de este domingo formó parte de los tres días de luto oficial que comenzaron el viernes en el municipio, cuando se supo que Manolín había fallecido en el Hospital Virgen de Valme tras su ingreso de urgencia. Miguel Ángel Márquez, alcalde de Arahal, expresó a este periódico, cuando finalizó la ceremonia, la consternación que sienten los vecinos ante todo lo ocurrido al tratarse de una familia muy querida por los vecinos de Arahal.