Empate con más méritos del Betis (1-1)

Los anfitriones dejaron escapar dos puntos al disponer de las llegadas más claras, incluido un penalti detenido por Bono a Fekir

El Sevilla se puso por delante con gol de Suso, pero jamás llegó a meterse en el partido

El vídeo con el resumen del derbi sevillano

Fekir dispara el segundo penalti y Bono lo detiene en la jugada que fue decisiva.
Fekir dispara el segundo penalti y Bono lo detiene en la jugada que fue decisiva. / Antonio Pizarro

Empate con diferentes sabores en el derbi sevillano número 133 de los oficiales. El Betis hizo méritos de sobra para hacerse con los tres puntos ante un Sevilla que jamás se llegó a meter de verdad en el juego y se vio superado en el cómputo global de las ocasiones de gol, incluido un penalti, el segundo, detenido por Bono a Fekir. Los sevillistas llegaron a ponerse, sin embargo, por delante con un gol de Suso y se quejaron con fuerza del primer máximo castigo sancionado por Del Cerro Grande en el derribo, para la mitad de Sevilla justo y para la otra mitad no, de Diego Carlos a Loren.

Son los ingredientes propios de un derbi que dejará para los restos opiniones de todos los colores, entre otras cosas porque la jugada no es la más nítida que se pueda dar en un campo de fútbol. Loren parece que quiere girarse en el área y Diego Carlos llega para que el delantero centro local caiga. ¿Se puede pitar? Pues sí y el juez optó por esa opción para que el Betis pusiera un empate justo, entonces, en el marcador. Sí llamó la atención, a juicio de los forasteros, el diferente criterio a la hora de consultar una jugada con el aparato del VAR, algo que sí hizo en la segunda pena máxima para variar su criterio inicial.

En definitiva, charlas garantizadas en los bares y en las oficinas si éstos estuvieran al ciento por ciento de operatividad, cosa que desgraciadamente no sucede por culpa de esa pandemia que también llegó a poner en peligro la disputa de este derbi por culpa de los positivos detectados en la plantilla heliopolitana. Este hecho incrementó aún más si cabe el supuesto favoritismo que le daba a los sevillistas la trayectoria y la suma de los puntos en la tabla clasificatoria, pero a la hora de la verdad nada de eso se correspondió con lo que se vio sobre el césped.

Porque el Betis de Pellegrini, lejos de lamerse las heridas por tantos inconvenientes y también por la irregularidad de su juego, fue un equipo aguerrido, valiente y, sobre todo, que supo rendir al ciento por ciento de su potencial, incluso por encima de él si se apura un poco en el juicio global. Con un Guido Rodríguez omnipresente en el eje de todo, los béticos siempre estuvieron mejor posicionados y le dieron al juego, sobre todo, más verdad para llegar a pegarle un par de buenos sustos a Bono en el primer periodo a través de los disparos de Fekir y de Canales.

Los gritos de Claudio Bravo eran tajantes: "Que jueguen para atrás" y eso hicieron los sevillistas

Afortunadamente para quienes se encargan de explicarlo con posterioridad, el fútbol a puerta cerrada permite manejar los sonidos de los propios protagonistas para acertar en los juicios a posteriori. Y hubo un actor principalísimo para meterle el bisturí a un Sevilla que decepcionó a todos los suyos. Quien vociferaba era el guardameta verdiblanco, Claudio Bravo, para que los micrófonos de ambiente situados detrás de él explicaran fielmente el manual para maniatar a esa tropa de Lopetegui que nada se pareció a la que habitualmente comparece.

“Que jueguen para atrás, obligadlos a jugar para atrás”, gritaba el chileno a los suyos cada vez que los visitantes se hacían con la pelota en una zona de mínimo riesgo. Y eso fue lo que lograron los hombres que defendían la camiseta verdiblanca, que el Sevilla jugara casi siempre hacia atrás y que fuera incapaz de crear un peligro cierto prácticamente en ninguna acción que no fuera el rebote en la espalda de Ocampos que dio lugar al gol de Suso.

Así discurrió todo el primer periodo. Pellegrini había ordenado a los suyos con un dibujo entre el 1-4-2-3-1 y 1-4-4-2. Dependía de la situación de Canales y de Fekir, pues el primero apoyó muchas veces a Guido Rodríguez a la hora de la protección y el segundo se movió también en las cercanías de un Loren que era la principal sorpresa en la alineación inicial junto a Diego Lainez. El mexicano, por cierto, estuvo acertado y originó siempre inquietud en la zaga nervionense con sus conducciones hacia dentro desde la derecha.

El Betis supo rendir por encima del ciento por ciento; el Sevilla añoró a Fernando

Lopetegui, mientras, se basaba en el dibujo de siempre, en ese 1-4-3-3 que parece tener escasas alternativas en la disposición de su cuerpo técnico. La diferencia, menuda por cierto, era que en el eje no estaba Fernando y sí Gudelj, algo que afectó muchísimo a la salida del balón, pues el serbio ni siquiera llegó a manejarse con un tercer central, algo que le dio el pasado curso buenos resultados a los sevillistas. La cuestión es que casi ni una sola vez se produjo una salida limpia en todo el periodo, ni un solo acercamiento a Bravo más allá de una falta lejana de Joan Jordán. El chileno tenía razón, “qué jueguen para atrás” y eso hicieron sus rivales.

El entrenador de los nervionenses trató de alterar el discurrir de los hechos en el intermedio e introdujo a Rakitic y En-Nesyri por De Jong y Óliver Torres, dos titulares que no se habían hecho acreedores a semejante condición. Al Sevilla no le dio tiempo siquiera a mejorar sus prestaciones cuando ya estaba por delante en el marcador. Un despeje de Mandi que rebota en la espalda de Ocampos, el balón le llega a En-Nesyri y éste se lo pone perfecto a Suso para que hiciera el cero a uno.

El fútbol era injusto con los méritos de unos y otros, pero eso tampoco es una ciencia exacta, aunque los béticos no tardarían en igualar a través del discutido penalti de Diego Carlos a Loren. Todo estaba igual en el breve espacio de cinco minutos y así continuó porque Fekir desaprovechó la colaboración del VAR en otro máximo castigo. Bueno, también conviene darle su mérito a la parada de Bono, que, una vez más, salvó a los suyos.

A partir de ahí ya todo se quedaría igual hasta el final, aunque el Sevilla trató de mover el árbol para llegar más veces hasta Bravo. Lo logró en un disparo de rosca de Ocampos y en un cabezazo de Jesús Navas. Poca cosa, sin embargo, también Bono tapó el tiro tras otro despeje fallido del propio guardameta marroquí.

Y poco más, Betis y Sevilla se habían repartido los puntos en el derbi número 133 y los dos se iban del Benito Villamarín tan contentos como contrariados. Esta vez lo que sí hay es motivo para el debate tanto por el juego como por las decisiones del juez y cada uno puede expresarlo como crea conveniente.

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