Crónica Osasuna - Betis

Un brillante ejercicio de adaptación al medio (1-3)

  • El Betis se lleva los tres puntos del avispero de El Sadar tras someter al Osasuna con goles del debutante Kike Hermoso, Juanmi y Willian José

  • Los hombres de Pellegrini supieron sufrir siempre para esperar su momento

Los futbolistas del Betis celebran el gol de Juanmi después de haberlo validado con justicia el VAR.

Los futbolistas del Betis celebran el gol de Juanmi después de haberlo validado con justicia el VAR. / Jesús Diges | Efe

Un brillante ejercicio de adaptación al medio. Ésa puede ser la concisa definición de la disertación llevada a cabo por el Betis en el siempre hostil feudo de El Sadar ante un Osasuna que lo buscó por tierra, mar y aire, pero que jamás pudo doblegar a la tropa de Manuel Pellegrini. Al contrario, ésta siempre se mantuvo muy firme, con las dificultades lógicas, claro está, para asestar el golpe definitivo cuando ya no había tiempo para la reacción local. Y encima le echó el adorno a todo con un golazo de Willian José merced a un toque de calidad con la uña después de un no menos bueno pase de William Carvalho al espacio.

El Betis había sabido domar al Osasuna y eso no es una tarea fácil cuando los rojillos están en estado de efervescencia, algo que está sucediendo esta temporada gracias, paradójicamente, a sus conquistas como viajeros. El Sadar hervía, cada recuperación, cada balón colgado, se celebraban casi como un vicegol, pero el Betis jamás se arredró, se comportó siempre como un conjunto de futbolistas con la barba muy cerrada y supo protegerse siempre a la espera de que llegara el momento para plasmar sobre el césped la diferencia de calidad a favor de quienes vestían de verdiblanco.

Sólo una vez se salieron los guerreros de Pellegrini de ese guión adusto y tan de verdad, Canales se confió en su calidad, sacó un tacón a pasear cuando se vio encerrado por la presión del rival y ahí se generó el gol del empate de Kike García cuando la situación no podía estar más controlada por los verdiblancas. Tanto que justo un par de minutos antes Borja Iglesias debió dejarlo todo finiquitado cuando con todo a su favor después de una contra vertiginosa de todo el equipo se precipitó en el golpeo y le pegó al muñeco para que Sergio Herrera, que se acababa de caer incluso, se encontrara con el balón contra su cuerpo.

Fue un momento de zozobra, lógicamente. No es lo mismo marcharse al descanso con un cero a dos a tu favor que hacerlo con un uno a uno en un par de jugadas, ambas generadas por el propio Betis y una digna de situarse en el haber y otra en el debe. Pero ni siquiera ahí se vinieron abajo unos futbolistas que están igual de preparados en los aspectos futbolísticos que en lo que tiene que ver con la motivación. Los verdiblancos salieron del intermedio con los machos ajustados y lograron que Claudio Bravo no tuviera que sacar la pelota de su portería a pesar de que en esa fase el Osasuna sí apretó de lo lindo y llegó a originar muchas llegadas particularmente peligrosas, sobre toda una con un cabezazo con todo a su favor de Kike García.

Fekir es agarrado por Brasanac, que no podía pararlo y vio la tarjeta por ello. Fekir es agarrado por Brasanac, que no podía pararlo y vio la tarjeta por ello.

Fekir es agarrado por Brasanac, que no podía pararlo y vio la tarjeta por ello. / Jesús Diges | Efe

Fueron los instantes de más inquietud, sin duda ninguna, pero ahí estaba el maestro Manuel Pellegrini, de la ingeniería o del fútbol, sobre todo el fútbol, para saber mover sus piezas con la opción que le dan los partidos de meter cinco futbolistas nuevos desde su banquillo. Optó esta vez por quedarse con cuatro de las cinco sustituciones posibles, pero el 50 por ciento de los que introdujo se convirtieron en los goleadores definitivos, pues tanto Juanmi como Willian José habían sido dos de los hombres elegidos para esa tarea de machacar. Y encima William Carvalho también daba el pase del 1-3 y hasta Joaquín puso un par de pelotas que también les quitaban el aire a los pamplonicas con su peligro.

El Betis había sabido adaptarse a todas las circunstancias, siempre ásperas en este estadio, que se le habían ido exigiendo a lo largo de los minutos. Y lo hizo, además, con dos niños en su defensa como centrales. Pellegrini se decidía por no tocar todo el edificio y colocaba al joven Kike Hermoso, futbolista del filial, junto al no menos imberbe Édgar. Lo de imberbe, está claro, es por la edad de ambos, porque lo que hicieron en el césped fue proteger a Claudio Bravo con hombría y con mucho acierto en todo momento. Incluso el debutante Kike Hermoso era quien adelantaba a los suyos con un magnífico golpeo de empalme en una jugada rechazada por el Osasuna, justo como los navarros suelen ser más fuertes.

Con estas dos piezas en el centro de la defensa, se garantizaba que Guido Rodríguez era el primer zaguero por delante, algo fundamental para que el Betis no sufra tanto cuando sus rivales lo atacan. El argentino, con la ayuda esta vez de Guardado, se encargaba de darle equilibrio a todo. Además, también ingresaban en el once Montoya, Aitor Ruibal y Borja Iglesias, que el domingo le cedió su plaza a Willian José.

Y el Betis, con ellos, siempre se sintió cómodo con el fútbol que le proponía el Osasuna, aunque nunca esté libre de un mal rebote. Pero ni siquiera eso sucedió, los verdiblancos, cual camaleón, supieron cambiar de color conforme se lo exigían las circunstancias y dejaron todo liquidado en los minutos 80 y 93. Por supuesto, se ganaron el aplauso de todos los suyos y desde este relato sólo cabe sumarse a él por ese brillante ejercicio de adaptación al medio.

 

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