Antonio Silva
Cofrades de Cataluña
Celta-Betis | Nombres propios
Isco Alarcón calificó a su Betis como "un flan" cuando le tocó analizar lo sucedido en Vigo. El durísimo palo de Vigo. Cuando el Celta marcó su segundo gol en apenas tres minutos para empatar a dos, el malagueño miró fijamente a la hierba tratando de procesar lo sucedido. Corrió como el que más, apareció por todas partes y sin embargo, ese esfuerzo cayó en saco roto. Su constancia contrastó con la inconstancia de Antony, que marcó un golazo con un gesto técnico de crack absoluto y sin embargo desapareció demasiados minutos.
La primera parte de Balaídos confirmó que Isco, el mejor Isco, ha vuelto. Impresiona su gobierno del juego, pero también su trabajo: con Natan en la banda, robó la enésima pelota en la banda derecha para que volviera al campo. Una pena que la endeblez del Betis como grupo, sobre todo en el repliegue, acabe arrantrando su enorme figura.
Cuando Marcos Alonso dejó esa pelota suelta en el área, Antony tenía dos problemas: tenía el esférico a los pies, sin posibilidad de tomar impulso para el golpeo, y además había un bosque de piernas. Pero ahí emergió el jugador diferencial que es e improvisó un golpeo dificilísimo, girando la cintura para soltar un golpeo de interior con mucho efecto que se coló junto al palo derecho de Guaita. Un golazo al que no añadió un juego más constante. Eso sí, cuando Lo Celso salió por él, el Betis empeoró.
Una pena esa pelota que Ángel Ortiz desvía a la red en el tercer gol del Celta, pues el menudo jugador se asienta partido a partido en el lateral. Esta vez le costó más cerrar en la segunda parte, pero su irrupción es positiva. Y cada vez que sube, pasa algo.
Lo Celso es otro desde que volvió Isco y el argentino tuvo que cederle el cetro. Empezar desde el banquillo no debe ser fácil para un jugador que fue piedra angular en el arranque de la campaña. Y cuando sale, no se reencuentra. Tampco de segundo punta.
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