Opinión: La Panorámica
Juan Pinto
La regularidad hecha entrenador: Pellegrini y su Betis camaleónico
Osasuna - Betis | Nombres propios
Lección de solvencia de un conjunto bético que controló perfectamente las emociones para sacar provecho de la temprana expulsión de Moncayola. Los hombres de Pellegrini marcan distancias con sus rivales después de su nuevo triunfo, éste contra el siempre complicado Osasuna en El Sadar.
Ya no queda nada del futbolista que atravesó por una fase de muchas dudas, tal vez originadas por el dolor que le provocaba la lesión de pubis que arrastra. Ahora vuelve a ser decisivo para el Betis con sus goles en las incorporaciones desde la banda izquierda para rematar siempre por el centro. Pudo marcar en el minuto 10 con un disparo al que respondió Sergio Herrera con una buena parada, pero acertó en la segunda que lo intentó con la colaboración esta vez del guardameta. Es fundamental.
Fue el protagonista indirecto de la jugada decisiva del partido y cabe preguntarse por qué la grada de El Sadar se lo reprochaba. Su único pecado fue jugarse la cabeza para impedir el remate de Moncayola, porque en el resto poca culpa tuvo. Después, con el gorro de waterpolo, le dio un pase magnífico a Willian José previo al 0-2.
Descubrir a Fornals a estas alturas con su trayectoria en el fútbol profesional sería prácticamente de necios, pero cuando se ve a un futbolista jugar más continuamente se le pueden analizar las virtudes y los defectos. No es una estrella mediática, pero hace casi todas las cosas bien y casi siempre con mala idea para el rival.
No fue el partido en el que más participó el delantero centro brasileño, pero sí intervino en la jugada que le dio toda la tranquilidad a los suyos con vistas al segundo periodo. Se desmarcó de forma perfecta para recibir el pase de Miranda y después no fue egoísta y buscó la opción de Fornals para que marcara a puerta vacía.
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