Drogas

España se posiciona a la cabeza de consumo de cocaína en Europa

Rayas de cocaína.

Rayas de cocaína. / M. G.

Los estupefacientes se conocen desde tiempos inmemoriales y en muy diversas formas, existen tendencias sociales, económicas o de logística que hacen que también tenga momentos de auge o alta demanda y otras de inactividad o menos repercusión. Una de las más consumidas es, sin duda, la cocaína.  La cocaína, un alcaloide de la planta de la coca (Erythroxylon coca) aislado en 1859 por el químico alemán Albert Niemann, fue comercializado como medicamento en Estados Unidos en 1882, fundamentalmente para el dolor odontológico en los niños y para el tratamiento de la gota. Muy pronto se observó la propiedad anestésica de la cocaína; así como su evidente capacidad de estimular la función cerebral y contrarrestar la adicción a la morfina. Pero, en lugar de ello, también comenzó a generar adicción.

Pasados los años, y tras probarse en diferentes fórmulas, la desregulación de su uso dio lugar a su abuso y a una verdadera epidemia de adicción en muchos países de Europa. Desde entonces, nuestro país se ha posicionado siempre a la cabeza de consumo. Y se ha popularizado tanto en ricos como en pobres, sin distinciones. 

Según el informe que acaba de publicar el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, España es el país con más prevalencia de cocaína. En base a sus datos, un 11,2% de la población de nuestro país, entre 15 y 64 años, es consumidora. El porcentaje se traduce en tres millones de personas. Nos sigue Irlanda, con un 8,3%, y Dinamarca, con un 8,1%.

REYES EN OTRAS DROGAS

La cocaína es un anestésico de las mucosas, insensibilizándolas ante las agresiones, acción a la que contribuye la vasoconstricción que produce. Pero, al mismo tiempo es un potente estimulante  del sistema nervioso; al menos al principio. Con su uso continuado causa una depresión grave de las funciones mentales. En dosis elevadas se observa una secuencia que comienza con agitación, sigue con convulsiones y finalmente deprime el centro respiratorio.

Pero nuestro país no solo es famoso en el consumo de esta droga. Por ejemplo, con respecto al cannabis nos situamos como los 'reyes de Europa' en consumo y, además, se apunta a un incremento del crack, algo que también llama la atención.

Pero más allá de estas tristes y preocupantes realidades, sus efectos se hacen también notar en la salud mental, provocando otros síntomas como depresión grave, trastorno de estrés postraumático, trastorno de déficit de atención e hiperactividad, trastorno por pánico y diversas fobias. 

El mayor problema es que el adicto a las sustancias, lo es de por vida. Las adicciones una vez desarrolladas se convierten en una enfermedad crónica, en cuanto vuelve a consumir, se vuelve a reactivar. Lo que se puede lograr es que esa persona tenga una vida funcional alejada de las sustancias y no las asocie en sus entornos o su rutina diaria.

TRATAMIENTOS

La realidad es que no existe una metadona para la cocaína. Pero sí existen fármacos y tratamientos para sus efectos adversos como antidepresivos, estabilizadores del ánimo o anticonvulsivantes. Algunos de ellos reducen el ''craving'' o el anhelo por consumir cocaína.

También es muy importante acabar con la estigmatización y fomentar la atención psicológica. Todo esto debe desarrollarse bajo un control estricto durante un período aproximado de tres o cuatro meses. Después, debe proporcionarse una atención ambulatoria o un tratamiento adecuado a otras enfermedades mentales que hubieran podido desarrollarse. 

Por otro lado, la mayoría de pacientes en tratamiento para la adicción a la cocaína tienen un mejor pronóstico cuando aceptan la prescripción con Antabús (disulfiram). Este fármaco es el más contrastado en el tratamiento médico del alcoholismo y mejora los resultados del tratamiento de la dependencia a la cocaína. 

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