Sueño

La mejor hora para irse a dormir y descansar, según investigadores

La mejor hora para irse a dormir y descansar,  según investigadores

La mejor hora para irse a dormir y descansar, según investigadores

La hora perfecta para irse a dormir, al igual que las horas de sueño óptimas, continúa debatiendóse entre datos y recomendaciones ambiguas. Mientras que algunos creen que la virtud está en el punto medio-ni muy temprano ni muy tarde-, otros afirman que cuanto antes, mucho mejor. El caso es que un mal descanso afecta de manera muy negativa al conjunto de la población. La falta de sueño se relaciona con problemas inmunológicos, metabólicos, cardiovasculares emocionales y cognitivos; también con trastornos como la diabetes o de la obesidad. Pero, ¿existe una recomendación sobre el mejor horario para irnos a dormir y descansar? Esto dice la ciencia. 

La primera premisa a tener en cuenta, eso sí, es que esas cantidades de sueño cambian de una persona a otra, aunque la evidencia nos dice que las personas tienden a pensar que duermen mejor de lo que lo hacen en realidad: independientemente de la calidad real, las personas tendemos a dar valoraciones muy parecidas. Como automedicarse, la idea de que ''esto es lo que me sienta bien a mi'' suele estar equivocada y tiende a ocultar otros problemas subyacentes. Si hay algo que conecta a las muy diferentes personas del mundo es, precisamente, el sueño. 

ESTUDIO 

Uno de los estudios sobre este tema fue realizado en 2021 la Sociedad Europea de Cardiología. Con los registros de UK Biobank como referencia, un repositorio que acumula información médica y de estilo de vida de más de 500.000 voluntarios de entre 37 y 73 años, los investigadores selecionaron a 88.926 adultos (con una edad media de 61 años) que habían llevado durante al menos siete días algún tipo de dispositivo de muñeca capaces de registrar la actividad física de la persona.

Los investigadores mostraron una clara asociación entre el momento de ir a la cama con el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular, especialmente en mujeres. Tanto los que se fueron a la cama demasiado pronto, como los que lo hicieron demasiado tarde tenían un porcentaje mayor de riesgo de enfermedad cardiovascular.

Tras analizar un periodo de 5,7 años, descubrieron que irse a dormir entre las 22:00 y las 23:00 se asocia con un menor riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca (y a otros problemas relacionados). En comparación, irse a dormir entre las 23:00 y la medianoche conlleva un 12% más de riesgo de tener este tipo de enfermedades. Riesgo que sube hasta el 25% para quienes se acuestan después de las doce de la noche y se sitúa en un 24% para los que se acuesten antes de las 22:00.

El doctor David Plans, coautor del estudio, afirma que acostarse antes o después conlleva pérdidas de luz natural de la mañana, que ayuda a activar el reloj biológico y a regular los ritmos circadianos.Según indica, estos dos factores perjdican la regulación de la glucosa,  y aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. ''En función de la hora a la que nos acostamos, el reloj biológico se puede desequilibrar'', dice Plans.

Limitaciones 

Eso sí , el estudio presenta algunas limitaciones en los factores que se tuvieron en cuenta a la hora de medir el sueño de los participantes. En primer lugar, el estudio presenta algunas limitaciones como la muestra, ya que se basa solo en adultos de entre 43 y 79 años y, en su mayoría, blancos. Tampoco puede demostrar que acostarse más temprano o más tarde afecte al desarrollo de enfermedades del corazón, ya que se deben tener en cuenta otras afecciones que desemboquen en este padecimiento. 

Asimismo, es importante tener en cuenta también la calidad del sueño. Mientras dormimos, pasamos por hasta cinco fases de sueño, desde uno más superficial y ligero hasta el de sueño profundo (REM). El sueño de calidad alimenta el doble a nuestro cerebro y a la recuperación de nuestro cuerpo. 

Además, existe el factor cultural. Hay que tener en cuenta la consideración  de las franas horarias definidas para la cultura y el estilo de vida de un país concreto. Por ejemplo, la inglesa, de cenas copiosas y tempranas no tiene nada que ver con una como la española, de cenas ligeras y tardías (y con horarios, a veces, muy divergentes). 

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