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La combinación champiñones, setas, miel y cerveza es un poco peculiar y pensar que pueden compartir elementos nutricionales puede resultar algo desconcertante. Sin embargo, no es que compartan elementos nutricionales sino que tienen un elemento en común que puede hacer que las personas se conviertan intolerantes a estos productos.
Se trata de la trehalosa que es el azúcar que se encuentra en setas y champiñones, la cual está provocando intolerancias a este compuesto en una parte de la población.
"El intestino delgado no digiere adecuadamente la trehalosa"
Esto se debe a que la mucosa del intestino delgado no produce o tiene una cantidad insuficiente de la enzima trehalasa, la cual es necesaria para descomponer y absorber este azúcar. Al no poder ser degradada, la trehalosa llega intacta al colon, donde es fermentada por las bacterias intestinales.
Se trata de una intolerancia aún poco conocida por la mayoría de la población, pero que está comenzando a preocupar a los profesionales de la salud por su impacto en la calidad de vida de quienes la padecen. Veamos qué sintomatología se presenta en nuestro organismo con la que podremos reconocer la intolerancia a la trehalosa.
La intolerancia a la trehalosa se manifiesta con una serie de síntomas digestivos que pueden variar en intensidad según la cantidad consumida y el grado de deficiencia de la enzima trehalasa en cada persona. No obstante, la sintomatología abarca desde dolor abdominal, distensión o hinchazón, gases, diarrea y, en algunos casos, náuseas.
Estos síntomas se producen porque el intestino delgado no digiere adecuadamente la trehalosa y esto hace que llegue al colon sin descomponerse y sea fermentada por las bacterias intestinales. En este sentido, los síntomas de la intolerancia a la trehalosa son fácilmente confundibles con los del Síndrome del Intestino Irritable.
"Es importante un diagnóstico temprano de la intolerancia a la trehalosa"
Este proceso de fermentación genera gases y otras sustancias que irritan el sistema digestivo, causando molestias que pueden confundirse con otras intolerancias alimentarias o trastornos digestivos. En casos más severos, las personas afectadas pueden experimentar deshidratación y pérdida de peso si la diarrea es persistente y la intolerancia no se diagnostica y trata adecuadamente.
Y para ser tratada, lo principal es realizar ajustes en la dieta, evitando o reduciendo el consumo de estos alimentos que contienen trehalosa, como champiñones, setas, miel y ciertos productos fermentados como la cerveza. "También se recomienda a los pacientes leer cuidadosamente las etiquetas de los productos alimenticios, ya que la trehalosa puede estar presente como aditivo en algunos productos alimentarios", afirma la dietista-nutricionista Laura Sánchez Anguita, especialista en Nutrición del Hospital Universitario La Luz de Madrid en declaraciones al portal Infosalus.
"Tanto los pacientes como los médicos estén al tanto de esta condición para evitar diagnósticos erróneos"
Es recomendable, de igual manera, llevar un registro de los alimentos consumidos y qué síntomas nos han provocado ya que así nos va a permitir identificar posibles fuentes de trehalosa en la dieta. Hay que señalar que las restricciones de la dieta tiene que ser establecida por un profesional de la salud o de la nutrición y nunca por cuenta ajena.
La dietista-nutricionista Laura Sánchez Anguita, especialista en Nutrición del Hospital Universitario La Luz de Madrid declara en el portal EFE Salud que es importante un diagnóstico temprano de la intolerancia a la trehalosa, "dado el creciente número de casos registrados".
A pesar de esto, la intolerancia a la trehalosa aún no está catalogada, ni reconocida como otras intolerancias comunes en nuestra sociedad, como la del gluten o la lactosa" y habitualmente se generan síntomas gastrointestinales indeseados por el paciente.
"A mayor déficit de la enzima trehalasa, mayor la sintomatología y molestias gastrointestinales, principalmente", añade la nutricionista. En este sentido, esta especialista del Hospital La Luz de Madrid insiste en que es fundamental que "tanto los pacientes como los médicos estén al tanto de esta condición para evitar diagnósticos erróneos y mejorar la calidad de vida de los afectados", concluye Sánchez Anguita.
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