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Saliva, sangre, sudor, orina, flujo, esperma, heces, mocos, cera... El aspecto de todos nuestros fluidos corporales nos da pistas inequívocas de otros planos de nuestra salud. Llegada cierta edad, además, los que tienen que ver con la higiene íntima o sexual ganan importancia, ya que pueden ser una seña de aspectos importantes a tener en cuenta, desde enfermedades hasta infecciones, pasando incluso por señas de fertilidad. Es el caso de los espermatozoides y su función, cuyas señales nos ayudan a identificar si el esperma es de mejor o peor calidad, especialmente en la etapa reproductiva. La mala calidad del esperma se refiere a la presencia de anomalías en los espermatozoides, lo que puede afectar la capacidad del esperma para fertilizar un óvulo. Normalmente, esto sucede a medida que envejecemos y esta reducción se hace más evidente a partir de los 40 años, lo que no solo afecta la firmeza de las erecciones, que es una respuesta fisiológica, sino también a su calidad.
Sin embargo, según más de 60 centros de reproducción asistida de España, el 57,8% de los jóvenes españoles presenta un semen de mala calidad, no alcanzando los parámetros que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera normales, lo que se atribuye a los hábitos de vida en la actualidad. ¿Cómo identificar las señales?, ¿tiene solución este problema?
Las anomalías en una mala calidad del esperma pueden incluir una forma anormal de los espermatozoides, movimiento lento o limitado, o un recuento bajo de espermatozoides. Existen varias pruebas para comprobar su estado, aunque la más común es el seminograma, la cual consiste en eyacular en un frasco estéril de muestras. Luego, el médico analizará el contenido en un laboratorio y en poco tiempo se obtendrá un análisis detallado de la calidad del semen.
Esta prueba evalúa la cantidad, movimiento y forma de los espermatozoides como se mencionó previamente. Además, existen otras señales más visibles o palpables como:
La gama de colores del semen suele ser mayormente uniforme en un tono blanco lechoso. Sin embargo, si observamos tonos amarillos, blancos diluidos o marrones, puede indicar un problema en la salud sexual masculina. Además, si notamos una consistente claridad y transparencia en el líquido seminal, también podría ser señal de alguna alteración.
Esto no quiere decir siempre que tenga que ver con la mala calidad o problemas relacionados con la reproducción. También puede deberse a algún tipo de infección en el tracto urinario, una obstrucción o a causa de algunos alimentos.
La cantidad promedio de semen eyaculado en una sola vez es de alrededor de 1,5 mililitros, pero esto puede variar dependiendo de varios factores, como el nivel de excitación sexual, la dieta y el tamaño de los testículos. Aunque no hay nada de qué preocuparse si la cantidad de semen eyaculado disminuye ligeramente, debemos estar alerta si la consistencia del semen se vuelve acuosa o transparente, lo que podría ser indicativo de problemas de salud sexual masculina. El semen debe tener una consistencia viscosa y blanquecina, y si es demasiado acuoso, como hemos mencionado, puede deberse a un bajo recuento de espermatozoides, entre otros.
Aunque la dieta puede afectar el olor del semen, su influencia no es tan preocupante como podría parecer. El consumo excesivo de carnes rojas y procesadas puede hacer que el semen tenga un olor fuerte, mientras que la ingesta de ciertas frutas y verduras como la piña, el tomate, la sandía y el aguacate pueden proporcionar un aroma más dulce.
Lo que sí debería preocuparnos es si encontramos semen con un olor agresivo, ácido y persistente. Esto puede ser un indicativo de una infección bacteriana como la sífilis o la clamidia, por lo que deberíamos buscar atención médica lo antes posible para recibir tratamiento.
Algunas de las posibles razones de esta disminución pueden incluir el aumento del estrés, la obesidad, la exposición a químicos y contaminantes ambientales, la mala alimentación y la falta de ejercicio. Además, ciertos hábitos como fumar, el consumo de alcohol y drogas también pueden contribuir a la disminución de la calidad del semen en hombres jóvenes. Por tanto, si es a causa de estos factores, las consecuencias pueden ser modificables.
En este sentido, es importante que los hombres jóvenes mantengan un estilo de vida saludable de dieta y ejercicio físico y alejen estos condicionantes de riesgo para mejorar la calidad del semen. Otras pautas sencillas a seguir pueden ser no llevar el teléfono móvil en los bolsillos del pantalón, sobre todo, en los bolsillos delanteros o evitar la ropa ajustada.
Es recomendable evitar el uso de lubricantes durante las relaciones sexuales, ya que la mayoría de ellos pueden tener un impacto negativo en la calidad del esperma. Sin embargo, hay algunas excepciones, como el aceite de canola, el aceite de bebé o un lubricante diseñado específicamente para mejorar la fertilidad, que no afectarían la calidad del esperma.
Asimismo, existen ciertos minerales y vitaminas que pueden mejorar su calidad. La vitamina B y C mejora la fertilidad, además de vitaminas presentes en alimentos como el selenio, el zinc o el calcio.
Es importante hablar con el médico acerca de los medicamentos que pueden afectar la calidad del esperma, ya que algunos de ellos pueden reducir tanto el deseo sexual como la cantidad y forma de los espermatozoides. Los antidepresivos y los bloqueadores de la absorción de calcio son ejemplos de medicamentos con efectos adversos en este sentido.
Más allá del cambio de hábitos, una vez diagnosticado el problema, existen otras soluciones para casos más graves. Los tratamientos, casi siempre, pueden mejorar la fertilidad masculina. Entre ellos se encuentran:
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