El Palquillo

Miércoles Santo en Sevilla: una jornada para el desquite

Salida de Los Panaderos / Juan Carlos Vázquez

UN Miércoles que ha sido más de ramos que santo. De borrón y cuenta nueva. Para desquitarse. Había ganas de reencontrase con las cofradías tras dos jornadas aciagas. Sobre todo la del Martes, en la que ninguna de las ocho hermandades pudieron echarse a la calle, sumando tres años en blanco. En apenas unas horas, la tremenda tormenta que descargaba en Sevilla había dado paso al sol y al calor, como ocurrió el Domingo de Ramos. La nota más destacable es que todas las cofradías pudieron realizar sus estaciones de penitencia y que el público ha salido a la calle de manera masiva en la víspera de los días grandes de la pasión. El borrón fueron los retrasos que provocaron el parón de las Siete Palabras a la salida de la Catedral.

Alcanza la Semana Santa su ecuador. Los programas, la mitad marcada por las grapas, con el día de los Crucificados, hasta seis ha salido. Jornada de contrastes, con cofradías de un marcado carácter de barrio, como San Bernardo y la Sed, y otras llegadas desde algunas de las collaciones más históricas del centro, como las Siete Palabras, el Carmen o el Cristo de Burgos. Tarde en la que los aguadores han tenido que echar el resto y en la que los cirios de las primeras cofradías han aguantado la vertical a duras penas. Mejor esto que la lluvia, pensarán los hermanos del Lunes y del Martes.

El Miércoles Santo es considerado por muchos un día de transición. Craso error. Sus nueve hermandades cuenta con una gran personalidad y un marcado carácter. Es un día en el que muchos turistas llegan a la ciudad para vivir el Jueves Santo, el Viernes Santo y su famosa Madrugada; y en la que también muchos sevillanos ponen rumbo a sus segundas residencias costeras para descansar. Pero este año, cosa de la pandemia y de los frustrados Lunes y Martes, se han notado las ganas que hay de Semana Santa y ha sido masiva la presencia de personas para ver las procesiones.

El Miércoles Santo es complejo en lo organizativo, con importantes nudos gordianos en la calle Orfila y en la zona de Francos y el Salvador. Por esta gran afluencia de público, la Policía ha aforado desde bien temprano esta zona por la que discurrían varias cofradías prácticamente encadenadas. Una de las novedades del día, anunciada ya en el frustrado 2020, ha sido la adelantada salida de la Hermandad de los Panaderos de su capilla. La corporación ha aprovechado el estrecho margen antes de que pasara el Cristo de Burgos por este punto para probar un itinerario de ida a la Campana que la ha llevado hasta la calle Santa Bárbara, muy próxima a la Alameda, para remontar Jesús del Gran Poder y acceder al inicio de la carrera oficial por la Gavidia, Santa Vicenta María y Alfonso XII. Todo por aliviar al sufrido nazareno y evitarle las largas esperas.

Otra hermandad que ha cambiado su recorrido de vuelta fue la de las Siete Palabras. A la salida de la Catedral giró a la derecha para buscar la Avenida, pero la cruz de guía ha quedado taponada al estar transitando por este punto la Hermandad de los Panaderos debido a los retrasos acumulados. Esta circunstancia ha demostrado que el Miércoles Santo necesita de una reforma en profundidad que no se puede aplazar más.

El Miércoles Santo es otro de los días grandes del barrio de San Lorenzo, que con el Buen Fin se ha sacado, al menos en parte, la espinita de la suspensión de la salida de la Bofetá. Muy presente ha estado en todo momento el cardenal Amigo Vallejo, hermano y devoto de esta corporación con alma franciscana que no ha podido portar la vara dorada al estar recuperándose de la reciente operación de cadera.

Muy presente ha estado también el recuerdo a Otto Moeckel en el Baratillo. Por él ha ido la primera levantá de la Piedad; Fernando Carrasco siempre en la memoria en la imprescindible Hermandad de San Bernardo, claveles ofrendados en la calle San José; o Luis Álvarez Duarte y Antonio Dubé de Luque, en la Hermandad de la Sed, donde se ha vivido la primera estación de penitencia sin ellos. Una suave luz dorada ha acompañado a las cofradías a última hora de la tarde, cuando prácticamente se ha colgado el cartel de completo en el centro para presenciar las últimas cofradías de la jornada.

Ha sido un Miércoles Santo esplendoroso. Antesala de lo que se vivirá a partir de este jueves en una ciudad que ya está dispuesta para afrontar sus días grandes y su noche más hermosa.

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