Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Con potencias y corona de espinas, tal como llegó a la Antigua Roma. Así amanecía el Cristo de la Expiración en su Basílica en la mañana del 23 de mayo. Casi dos semanas son las que el Cachorro ha estado fuera de su barrio. Inmensidad de trianeros le esperaban con anhelo en las puertas de su templo, restando los minutos para volverle a ver. La Virgen del Patrocinio, engalanada en su paso de palio durante los días del Jubileo de las Cofradías, ocupaba el vacío del altar mayor que había dejado el Señor en su partida.
Hoy todo ha vuelto a cobrar sentido en el antiguo arrabal. Antes de medio día abrían las puertas de la Basílica del Cachorro. En su interior, parecía que el tiempo no había pasado. Pese a haber sucedido todo. Algunos devotos ya aguardaban a sus puertas, deseosos de ver a su titular de nuevo en casa., en especial los que no tuvieron la dicha de contemplar al Señor en la capital italiana. Tras unos días que se quedarán para el recuerdo y la historia de la Hermandad, de las cofradías, y de la ciudad de Sevilla, el Cristo de la Expiración está de nuevo repuesto al culto, esperando las oraciones y las visitas de todos sus fieles, como hicieron en la capital italiana.
Tras la gran mojada que sufrió la imagen del Cristo de la Expiración el pasado sábado, 27 de mayo, durante la Gran Procesión del Jubileo de las Cofradías por las calles de Roma, el Señor –aparentemente– se muestra sin ningún desperfecto. Aún así, la Junta de Gobierno aún no ha dado más datos al respecto.
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