Ignacio Valduérteles
Doctor de la Iglesia y cofrade
La sociedad globalizada -en lo informativo también- nos ha traído en el mundo de las cofradías un hecho que quizás la vorágine del día a día haya podido pasar algo desapercibido. Me refiero a la práctica desaparición de los boletines de las hermandades, auténticas joyas bibliográficas más que útiles para conocer detalles y pormenores de la vida de las cofradías.
Estas valiosas publicaciones, que en mucho de los casos ya son pieza de incalculable valor en hemerotecas, comenzaron a ser sustituidas por los denominados anuarios. En ocasiones por una nueva visión de la comunicación con los hermanos, pero en muchos casos por una cuestión meramente crematística de ahorro para las mayordomías. No cabe duda que esta nueva publicación -los anuarios- mantienen una excelente calidad literaria y editorial.
El tiempo nos ha ido sustituyendo también a los boletines por las redes sociales, donde la oficialidad de los multicanales cofradieros (YouTube, X, Instagram o tik tok) compiten con una información de inmediatez con el vociferío del anonimato del chisme cuando no del insulto o el bulo.
Muchos dirán que son signos de los tiempos, pero en cierta medida esta globalización nos ha llevado a una perdida de la calidad en la relación entre el hermano y la propia junta de gobierno. Hoy día el modelo de boletín tradicional de cofradías, con los cambios propios de los tiempos, lo mantiene exclusivamente el Boletín de las Cofradías del Consejo General de Hermandades y Cofradías, dirigido por un cofrade con solera como es Rafael Jiménez Sampedro y que desde 1959 no falta ningún mes a la cita con sus lectores. El próximo año cumplirá su 66 aniversario.
Los boletines han sido además cuna de muchos cofrades jóvenes con inquietudes periodísticas que finalmente en su adolescencia optaron por la noble profesión del Periodismo. Muchos de ellos en los últimos años son buen ejemplo de excelentes redactores en los distintos medios de comunicación de la ciudad.
Buceando en estas añoradas publicaciones cofradieras que hoy son fuente documental de investigadores nos podemos encontrar testimonios más que interesantes sobre nuestra Semana Santa, como son el caso de Antonio Herrera, macareno de pura cepa fallecido en 2009 y que fue dirigente destacado de Comisiones Obreras de Andalucía, donde llegó a ocupar la secretaria general, y quien en el boletín de la Hermandad de la Sagrada Mortaja manifestaba sus sentimientos y respeto hacia las cofradías. O en el boletín de esa misma hermandad encontramos también una opinión más que respetuosa de Antonio Rodrigo Torrijos, el líder sindical de Izquierda Unida que fue primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla. Boletines que demuestran que en esta sociedad hubo tiempos mejores, donde campaba el respeto y la tolerancia y no la visceralidad y la intransigencia que hoy vivimos. Aunque fuera solo por recuperar ese bien común del respeto a pesar de las diferentes posiciones ideológicas a lo mejor sería bueno menos redes sociales y más boletines en papel de toda la vida, como los buenos periódicos, que diría el editor de este medio, José Joly.
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