Vigilia

La Bocamanga

¿Y qué sentido tiene esa privación? Pues nada menos que el recordatorio de todo lo que lleva aparejado el esfuerzo preparatorio espiritual de la Semana Santa

El anuncio de la vigilia.
El anuncio de la vigilia.

13 de marzo 2025 - 09:45

Lo prometido es deuda. El domingo unos amigos me retaron a hablar de la vigilia y sus beneficios y aquí estoy asomando la bocamanga de mi opinión. En estos días de cuaresma las barras de los bares cobran más vida si cabe y se llenan de conversaciones y disputas dialécticas que no frenan ni la croqueta de bacalao en la boca ni la cuchara en la mano para la recién llegada tapa de tortilla de patatas en salsa a la barra.

En un bulo que circula por las redes sociales y que hasta algún medio televisivo ha recogido, el Santo Padre sugiere algunas prácticas cuaresmales que sustituyan al ayuno. Nada de nada, siendo prácticas recomendables por tener noble y caritativo fin, el ayuno y la abstinencia siguen formando parte de esa costumbre penitencial preparatoria de los días santos que llegan para conmemorar la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Los viernes de cuaresma siguen siendo días de abstinencia de comer carne. Claro, que tampoco es para que uno se dedique a pegarse la mariscada ni meterle mano al rodaballo. El sentido es la privación de lo bueno, de lo caro, de lo exclusivo ¿Y qué sentido tiene esa privación? Pues nada menos que el recordatorio de todo lo que lleva aparejado el esfuerzo preparatorio espiritual de la Semana Santa.

Echo de menos aquellos letreros que veía en algunos establecimientos hosteleros en el que se recordaba "Hoy es vigilia". Los echo de menos porque es un recordatorio que no ofende a nadie y sirve a los que quieran cumplirla y porque a base de perder la costumbre se van perdiendo platos que forman parte de nuestra cultura forjada a lo largo de los siglos. Pensar en la vigilia es pensar en el bacalao con tomate y las espinacas con garbanzos, los garbanzos con bacalao y el guiso de papas con alcauciles, el "pescao" frito en su papel de estraza con su adobo y su rodaja de pescada, el pisto con huevo, la ensaladilla, la sopa de tomate, las pavías y los pavías, los primeros gazpachos de la temporada y, por fin, de postre o para la merienda, la torrija.

Esos platos no serían lo que son sin la vigilia, sin la abstinencia de comer carne que nos recuerda la abstinencia obligada de ejercer el mal, el buscar el perdón para la conversión a través de la penitencia. Sí, que se puede hacer penitencia dejando de fumar o de beber alcohol, privándonos de pequeños caprichos o haciendo grandes esfuerzos en pequeñas cosas cotidianas, pero que esos platos a base de estar incorporados ya a la dieta de todo el año van perdiendo simbolismo y dejan de estar relacionados en el sentido antropológico con el origen que tuvieron. Mantengamos la tradición por saludable física y espiritualmente y vivamos gastronómicamente también la cuaresma. Hoy es jueves, mañana si Dios quiere será viernes y es vigilia.

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