DERBI En directo, la previa del Betis-Sevilla

El rastro de la Historia

1843: el general Espartero bombardea Sevilla

  • El Duque de la Victoria causó una gran destrucción al lanzar 600 bombas y 900 balas rasas contra la ciudad, lo que a la larga supuso su perdición política

1843: el general Espartero bombardea Sevilla

1843: el general Espartero bombardea Sevilla

No deja de ser asombroso que Sevilla tenga una plaza tan principal dedicada al Duque de la Victoria, que no fue otro que el general Espartero. Aunque es cierto que Joaquín Baldomero Fernández-Espartero Álvarez de Toro (1793-1879) llegó a ser el espadón más popular de la España del siglo XIX (se le conoció como el "general del pueblo"), también lo es que fue el responsable directo de uno de los espisodios más trágicos que ha vivido la ciudad: el ataque y bombardeo que sufrió entre el 18 y el 28 de julio de 1843. 

Este ataque se enmarca dentro de la alocada, violenta y anárquica vida política española del siglo XIX. Para superar la profunda crisis política e institucional en la que la regente María Cristina de Borbón había sumido el reino, el progresista general Espartero se hizo con el poder tras un pronunciamiento que le llevó a ocupar el sillón de la regencia a la espera de que la reina Isabel II tuviese la mayoría de edad para poder ejercer plenamente sus funciones. Espartero era adorado por el pueblo. Como oficial había destacado en las guerras de independencia americana y, sobre todo, había sido el vencedor de la primera Guerra Carlista, con el famoso Abrazo de Vergara, de ahí su título de Duque de la Victoria. Sin embargo, cuando llegó a la cúspide del poder político, en 1840, se desveló como un gobernante de corte bonapartista e instauró una dictadura progresista de facto que terminó causando un gran malestar en la clase política, que pronto empezó a conspirar contra él. En 1843, tras la disolución de las Cortes y la destitución del presidente del Consejo de Ministros, Joaquín María López, el malestar estalló y varias ciudades españoles se rebelaron contra el regente, entre ellas Sevilla.

En el caso de Sevilla todo empezó el 11 de junio de 1843: una manifestación pacífica que proclamaba la adhesión a la Constitución, la figura de Isabel II y las libertades (dardos envenenados contra Espartero) fue sangrientamente reprimida por un regimiento gubernamental, lo que casuó la indignación de los sevillanos y su Ayuntamiento, que tras intentar apaciguar los ánimos decidió sumarse a la rebelión contra el Duque de la Victoria. Y lo hizo a la manera romántica y grandilocuente del siglo XIX, jurando los señores concejales "morir en su puesto o arrojar a los satélites de un gobierno, el más injusto y opresor". Tras unas negociaciones con el Capitán General, la guarnición militar abandonó Sevilla y la ciudad empezó a organizarse para su defensa, movilizando a las milicias ciudadanas, fortificando los puntos débiles y recabando munición.

La reacción de Espartero, que ya se veía ante una sublevación general, no se hizo esperar. El general Van Halen atacó Sevilla el día 18 julio, registrándose los primeros combates en las cercanías de la Cruz del Campo. Pero no sería hasta la llegada del propio general Espartero a las afueras de la ciudad, el día 23 de julio, cuando empezó el ataque más duro. Tras un fracasado intento de negociación con las autoridades municipales para que depusieran su actitud, el día 24, a las cinco de la mañana, comenzó un intenso bombardeo con artillería de gran calibre para la época, que duraría hasta bien entrada la noche.

Sin embargo, y pese a la complicada situación de Sevilla, el tiempo corría en contra del general Espartero. La sublevación estaba calando en toda España y el día 27 el propio Ministerio de la Guerra le mandó un mensaje en el que se le avisaba que de seguir con los ataques contra Sevilla sería considerado un traidor, con todas las consecuencias negativas que eso traería para su persona. Espartero comprendió que su situación en España era insostenible y el mismo día 28 huyó para embarcarse en el Puerto de Santa María rumbo a Inglaterra. Eso sí, se llevó consigo la caja de caudales del Tesoro y algunos de sus ministros. Espartero no volvería a España hasta 1848, cuando aún le quedarían por protagonizar algunas peripecias políticas.

El bombardeo de Sevilla afectó principalmente, aunque no solo, a los barrios de San Bernardo, Puerta Osario, Puerta de la Carne o la Calzada. La Iglesia de San Benito, en cuya torre se colocó un cañón de las tropas asaltantes, sufrió graves daños que no se restaurarían hasta 1888-1889.

Aunque no se tienen datos exactos, las autoridades sevillanas aseguraron que eran muchas las casas destruidas y los escombros inundaban las calles. Se calcula que fueron 600 las bombas y 900 las balas rasas lanzadas contra la ciudad. Todavía hoy quedan algunas huellas de aquel bombardeo, principalmente cuatro:

-Un proyectil empotrado en la fachada de la pollería que se encuentra en la esquina que forman las calles Mosqueta y San Esteban.

-Un proyectil en los muros del Palacio de los Mañara, actual edificio perteneciente a la Consejería de Cultura, en el Barrio de San Bartolomé. 

-Algunos desperfectos en el suelo del Archivo de Indias.

-Algunos desperfectos en la azotea de la Fábrica de Tabacos, actual Universidad de Sevilla, en el que se puede leer un azulejo que reza: "En el sitio y bombardeo que sufrió esta ciudad, por haverse alzado y negado la obediencia al regente del Reyno Duque de la Victoria, cayó y rebentó una bomba en este sitio a las doce del día 22 de julio de 1843".

El 2 de agosto, el Gobierno de la Nación concedió a la ciudad, en nombre de Isabel II, el título de Invicta por su resistencia a los ataques de Espartero.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios