Puerto de Cuba se queda con el histórico Bar Citroen. En la apertura de sobres realizada ayer por el servicio de Patrimonio, la mejor oferta presentada fue la de Puerto de Cuba En Lebiana S. L. por un importe superior a los 250.000 euros. El siguiente paso es requerir la documentación necesaria antes de elevarse una propuesta definitiva de adjudicación a la Junta Local de Gobierno.

El Citroen volverá a ser un bar. El Ayuntamiento aprobará en unos días el expediente de licitación para otorgar la concesión demanial del inmueble de titularidad municipal y su zona de veladores para el desarrollo de la actividad de hostelería como bar, cafetería o restaurante. Incluido en el Bien de Interés Cultural (BIC) del recinto de la Exposición Iberoamericana del 29, el pabellón cuenta con una superficie construida de 337,4 metros cuadrados, de los que 92,9 corresponden a la terraza y 120 a la zona destinada a veladores. El plazo de duración de la concesión es de 16 años y contará con un canon anual de 33.157 euros.

El negocio cerró el 13 de abril de 2021 por la muerte del dueño y una sentencia desfavorable

El proceso hasta la licitación ha sido largo. El Tribunal Supremo acordó el pasado 22 de octubre de 2020 inadmitir el recurso planteado por la persona que tenía la concesión demanial del Bar Citroen. En consecuencia, quedó ratificada la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) del 2019 que dio la razón al Ayuntamiento y avaló el procedimiento de extinción de la concesión por vencimiento del plazo.

Hace poco más de un año que se puso fin a un siglo de historia. Desde el 13 de abril de 2021 el Bar Citroen, junto al Parque de María Luisa, se encuentra cerrado. Ese día falleció propietario, Benito González Yañez, un óbito que se convirtió en el último motivo para que sus familiares decidieran clausurar la actividad en un negocio emblemático de la capital andaluza y que se ha convertido en protagonista de un litigio judicial entre sus gestores y el Ayuntamiento hispalense. Así lo explicó a Diario de Sevilla Benito González Gómez-Millán, hijo del hasta ahora propietario, quien reconoció que en esta decisión han influido varios factores: la bajada de las ventas por la pandemia del Covid, la sentencia del Supremo a favor del Ayuntamiento y la muerte de su padre.