Regiones Devastadas: Año Cero

Cinco edificios de 20 metros de altura, una plaza con un lago y un centro comercial darán forma al barrrio que sustituirá al antiguo núcleo residencial de casas baratas · Su construcción costará hasta 13,7 millones de euros

Carlos Mármol

27 de mayo 2010 - 01:00

Un ecobarrio alzado sobre una zona urbana degradada. La modernidadarquitectónica irrumpiendo por fin en un territorio que a lo largo de la historia reciente de Sevilla ha sido castigado sucesivamente por las inundaciones, la pobreza y el abandono. La Empresa Municipal de la Vivienda (Emvisesa) ha elegido ya el diseño definitivo del futuro barrio de Regiones Devastadas, la nueva urbanización que vendrá a sustituir a la barriada popular que desde 1956 se levanta junto a la Ronda del Tamarguillo.

La operación, cuyo coste económico parcial se calcula en 13,7 millones de euros, supone la principal apuesta del organismo que dirige Juan Carlos de León por construir pisos sociales y, al mismo tiempo, renovar significativamente muchos de los espacios exteriores de la ciudad, marginados durante los últimos años -salvo en lo que a obras menores se refiere- en favor del Casco Histórico, el distrito donde el actual gobierno municipal que forman PSOE e IU han concentrado en los dos últimos lustros una buena parte de casi todas sus iniciativas urbanísticas más visibles. Entre ellas, la reurbanización completa de las plazas públicas del centro y diversas peatonalizaciones.

El proyecto urbano de Regiones Devastadas, diseñado por un consorcio empresarial que agrupa -temporalmente- al estudio de arquitectura Francos 40 y a la empresa de ingeniería Infraestructura y Territorio, se ha elegido a través de un concurso de ideas. De la convocatoria ha salido ya una propuesta arquitectónica cuya principal singularidad es su apuesta por la sostenibilidad, concebida ésta no sólo en la función, disposición y fisonomía de los futuros edificios, sino por la operativa concreta de sus distintos servicios comunes.

La reforma urbanística será integral. Completa. La Gerencia de Urbanismo y Emvisesa llevan meses trabajando en la reubicación de los antiguos inquilinos de la barriada y en el proceso de sustitución de las antiguas viviendas, propiedad del Estado y de la Junta de Andalucía. Tras la firma de un convenio institucional entre las tres administraciones, el Ayuntamiento inició hace unos meses la demolición de la mitad de la barriada con objeto de dejar libres los terrenos para su futura reurbanización. La iniciativa todavía se encuentra al 50% de ejecución. Emvisesa no ha cerrado aún el realojo de todos los vecinos -algunos de ellos son críticos con las ubicaciones alternativas propuestas- pero la culminación de la operación de demolición es mera cuestión de tiempo. Una vez se cierre definitivamente, los 215 pisos que desde los años cincuenta han dado nombre a esta popular barriada, cuya denominación proviene de la antigua dirección general de Regiones Devastadas, herencia social del régimen franquista e integrada en un área urbana que popularmente se conoce bajo la denominación genérica de Amate, pasarán a la historia. Serán reemplazados por el nuevo ecobarrio.

La idea es que una vez construidas las nuevas viviendas los inquilinos históricos sean los que ocupen las VPO. Su renta de alquiler es mínima: 1,80 euros, según datos oficiales. La explicación, además del hecho de que disfrutan de un régimen jurídico de renta antigua, es la situación económica particular de la mayor parte de sus habitantes. En un 40%, según datos del Ayuntamiento, se trata de jubilados cuyos ingresos -procedentes de sus pensiones- no suele superar los 400 euros mensuales.

El nuevo barrio de Regiones Devastadas está llamado a ser una de las obras municipales extramuros más importantes. Por tamaño y por diseño. En total se construirán 220 nuevas viviendas, locales comerciales en los bajos de los edificios, un centro terciario singular (para usos comerciales y de oficinas) y un gran espacio público. Usos suficientemente complementarios para hacer del triángulo existente entre la avenida San Juan de la Cruz y la calle Paulo Orosio una suerte de nuevo centro del sector Este.

La propuesta arquitectónica de los ganadores del concurso se basa en la distribución de cinco grandes bloques residenciales de entre 20 y 22 metros de altura que se ubicarán de forma radial sobre el solar de la antigua barriada para evitar que su presencia -dada su elevada altura- suponga un tapón físico con respecto a la zona urbana situada a sus espaldas: Santa Teresa.

En los bajos de los futuros inmuebles se instalarán las citadas zonas comerciales -locales abiertos al nuevo espacio público- y, como vértice e hito de la urbanización, se construirá un complejo comercial en un edificio exento de nueva planta, cuya explotación se adjudicará a un operador privado para poder financiar las obras. Ésta es la fórmula contemplada por el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para costear la mayoría de las operaciones de cohesión urbana incluidas en su documento refundido. Emvisesa no gana suficiente dinero vendiendo promociones públicas de VPO -estos pisos tienen un precio máximo marcado por la ley; además, su objeto como empresa pública es de carácter social, no económico-, y sencillamente trata de cubrir costes.

La nueva urbanización, que todavía necesita un estudio de detalle -figura de planeamiento prevista para ámbitos urbanos concretos-, ocupará una edificabilidad total de 22.000 metros cuadrados de techo, de los cuales los usos residenciales -predominantes- serán hasta 17.367 metros cuadrados. Los bajos comerciales ocuparán 2.000 metros cuadrados. El edificio terciario tendrá una superficie comercial de 2.560 metros. La propuesta arquitectónica ocupa sólo el 75% de la parcela. El resto se destina a espacios libres. Entre ellos, las cuatro calles interiores -situadas entre los cinco bloques- cuyo régimen jurídico aún está por definir. Podrían ser vías privadas de uso público o espacios reservados para los habitantes de las viviendas.

La apuesta por la ecología es la gran singularidad. Las viviendas, por ejemplo, tendrán ventilación natural cruzada y doble orientación. El color de los acabados se ha elegido en función de la reflexión de la luz. Los huecos de las fachadas están concebidos para atenuar o potenciar el calor del sol según la época del año. El lago también ayudará a atenuar la temperatura. La gestión del agua está planeada para que no se produzcan vertidos. La energía se obtendrá por microgeneración con gas natural. El alumbrado será eficiente. En este nuevo ecobarrio, la devastación sólo será un nombre antiguo. Casi extraño.

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