"Con mucha intensidad, a ritmo frenético. Está siendo un regalo del Señor, una gracia impresionante”. Con estas palabras ha resumido el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, la Visita ad limina que los obispos de las provincias eclesiásticas de Sevilla, Granada y Mérida-Badajoz realizan esta semana en Roma.
El prelado hispalense ha realizado estas declaraciones al programa Iglesia al día, de 13 TV. Monseñor Saiz ha destacado que en las reuniones de trabajo en los distintos dicasterios de la curia vaticana “hay un diálogo, un compartir, una comunión, un enriquecimiento extraordinario. Yo estoy muy contento”.
Sobre el encuentro con el Santo Padre que mantuvo en la audiencia general del miércoles, monseñor Saiz ha explicado que pudieron incorporarse, tanto él como el medio centenar de peregrinos sevillanos, en un intervalo entre dos reuniones. “Con el Papa tuvimos una pequeña conversación, muy breve, sobre algún tema general, de seminarios y vocaciones, que a él eso le preocupa mucho”, ha referido el arzobispo.
La audiencia privada de este viernes
De cara a la audiencia privada de los obispos con el papa Francisco, que tendrá lugar este viernes, a las 10:30, el prelado ha afirmado que “las expectativas son altas”, porque “es el encuentro de los sucesores de los apóstoles con el sucesor de Pedro, que es el principio de comunión en la Iglesia universal, y es quien tiene la misión de sostener a sus hermanos y confirmarlos en la fe”.
Monseñor Saiz ha destacado “la cercanía y cordialidad” del Papa: “Es muy fácil conectar con él, abrir el corazón, ponerlo sobre la mesa y afrontar todos los temas con confianza fraternal y a la vez conscientes de que él es el que nos da la orientación general”.
El arzobispo ha subrayado que se ha sentido “rodeado de familia, de gente buena, de gente católica que quiere a nuestro Señor y a María Santísima, que quiere a la Iglesia, que quiere al Santo Padre y que quiere también a su obispo y a la Iglesia local”, en alusión al medio centenar de sevillanos que lo acompañan en este peregrinaje, que se realiza cada cinco años a la capital italiana para informar al Santo Padre de la situación de la diócesis.
