Banco de Alimentos de Sevilla: El milagro de comer cada día
La asociación tiene entre sus retos la incorporación de voluntariado joven y la puesta en marcha de todo lo que supone la Ley de Desperdicio Alimentario que entrará en vigor a partir de abril
Un año lleno de emociones en el Banco de Alimentos de Sevilla
Treinta años alimentando solidaridad en Sevilla
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Para algunas personas comer todos los días es un lujo, no solo para quienes viven en zonas de guerra y hambruna perpetua, sino para sevillanos. Los voluntarios y el equipo de trabajo del Banco de Alimentos saben que esta es una gran verdad. La viven cada día en sus almacenes, en las visitas a las instituciones a las que nutren de comida. En Sevilla y su provincia, atienden a través de diferentes asociaciones y entidades a más de 30.000 personas que pueden tener cada día los alimentos básicos en su casa. Parte de los productos llegan por donaciones, tanto económicas como en especie de excedentes de producción, pero el punto álgido se alcanza con la Gran Recogida. En realidad son dos: una en noviembre, previa a la Navidad, y otra en primavera. Una movilización de voluntarios, unos cinco mil, a la altura de grandes eventos como unas que supone un revulsivo para los almacenes de la asociación. La maratón de Sevilla tuvo 2.500.
El Banco de Alimentos de Sevilla cumple 30 años, tres décadas repartiendo comida a quien más lo necesitan. "Esta es una gran responsabilidad porque tenemos que seguir manteniendo esta labor", explicó Leopoldo Parias, presidente de Banco de Alimentos de Sevilla, una institución que tiene una de sus mayores fortalezas en los voluntarios. "Somos una estructura de 130 personas, de voluntarios de estructura sin las que sería imposible la gestión de todo esto. Por supuesto, también tenemos un personal laboral mínimo, porque estos almacenes necesitan atenderse todos los días".
Están ahora mismo inmersos en la preparación de la gran recogida del 7, 8 y 9 de noviembre. "Es la más importante para nosotros, en estas fechas previas a la Navidad todo el mundo se presta más a hacer donaciones. Es la campaña más fuerte y en la que se recaudan más donaciones tanto en alimentos como en la línea de caja. Con esta campaña podemos llenar nuestros almacenes para poder atender las necesidades que nos llegan durante todo el año". Hasta 5.000 voluntarios se llegan a movilizar en esta ocasión y para formar parte de ella solo hay que acceder a la web de Banco de Alimentos. Aunque la mayoría de las donaciones siguen siendo en especie, desde la pandemia ha ido creciendo la económica que se realiza en la misma línea de caja. Con esta opción, se puede dar una cantidad de dinero que pasa a formar parte de la cuenta que la entidad tiene en el supermercado, de manera que Banco de Alimentos puede adquirir lo que necesitan en ese momento.
En Mercasevilla la asociación tiene una nave de seco y otra para la fruta y verdura que llega tanto a través de donaciones directas de productores como a través del Feaga, un programa de la Unión Europeo con el que se paga una parte de ese excedente de fruta y verdura siempre que esté destinada para una asociación benéfica como el Banco de Alimentos. "Sin ese programa no podríamos atender las necesidades de fruta y verdura, aunque también hay otros productores que nos donan por el simple hecho de ayudar", explicó Leopoldo Parias.
Desde la asociación se atiende la situación personal de la persona y se componen las dietas en función de estas características. "Estamos entregando ahora mismo una media de 110 kilos por persona y año, pero ahí están incluidos los productos que llegan por mermas de las cadenas de distribución. " La dieta básica será de unos 70 o 75 kilos", explicó Parias, quien expresó su deseo de ir aumentando esta cantidad de alimentos por persona y año de cesta básica.
Fruta, verdura, leche, legumbres, son alimentos necesarios para una dieta sana en la edad adulta, pero también los niños comen cada día. "La alimentación infantil es mucho más cara que la alimentación de adultos y nosotros tratamos de atenderlos en colaboración con algunas asociaciones que están enfocadas solamente a niños porque la verdad es que donan pocos productos infantiles. Ahí lo que hacemos es comprar con las donaciones económicas".
Precisamente la donación de dinero en la línea de caja durante las dos grandes recogidas han experimentado un aumento en los últimos años. "La parte positiva que tuvo el confinamiento para el banco de alimentos fue que se multiplicaron las donaciones económicas y la gente se acostumbró a que era una vía tan válida como la entrega física de alimentos. Una vía que nos permite comprar los alimentos que necesitamos en el preciso momento que se demandan por los usuarios", explicó Parias.
"Tenemos habilitada en la página web un apartado que llamamos El Supersolidario, donde se puede entrar y hacer una donación económica de la cantidad que se quiera. O bien hacerse socio del banco de alimentos, que también es otra posibilidad con una donación periódica de la cantidad que se quiera", aclaró.
Voluntarios y socios
Además de esos voluntarios, el Banco de Alimentos de Sevilla tiene 500 socios que son personas físicas y muchas empresas hacen donaciones económicas, pero no son socios como tal sino que se mantienen convenios con ellas de modo que realizan una donación recurrente todos los años. Esta es una de las instituciones que más movilizan a la sociedad. "La necesidad alimentaria es tan básica que todos somos muy sensibles a que haya personas que ni siquiera tengan para comer, por eso el Banco de Alimentos despierta esa simpatía y despierta ese espíritu de solidaridad", recordó el presidente de la entidad.
Para Leopoldo Parias uno de los objetivos con respecto al voluntariado es acercar a gente joven. "Tenemos una estructura de voluntarios donde el grueso son personas que se han retirado de la vida profesional activa, pero con inquietud por seguir aportando su experiencia y que nos ayudan, pero creemos que hay que potenciar el acercamiento con los jóvenes, sobre todo en las campañas de recogida porque son días de trabajo intenso.
La Ley de Desperdicio Alimentario
Para 2026 el Banco de Alimentos se enfrenta al gran reto que supondrá la entrada en vigor de la Ley de Desperdicio Alimentario en abril de 2026 y que obliga a todos los productores de alimentos, hoteles, restaurantes y catering a donar los excedentes que tengan a a bancos de alimentos o entidades similares que trabajen con alimentación. "Está prohibido destruir esos alimentos, hay un régimen sancionador importante. Y esto puede suponer que nos encontremos con una avalancha de donaciones que en muchos casos serán alimentos ya elaborados, con lo cual tienen una caducidad corta, por lo que nos va a suponer un reto logístico importante", advirtió Leopoldo Parias.
El presidente del Banco de Alimentos de Sevilla considera que la administración pública debe dotar a las asociaciones que gestionarán esos excedentes de recursos económicos "para que haya un sistema logístico que permita la recogida de esos alimentos y la entrega a los beneficiarios finales en un periodo de tiempo muy corto. Hacen falta vehículos preparados para transporte en frío, conductores y personas que coordinen todo esto".
La dignidad personal
Decía san Vicente Ferrer: "Solo por tu amor, los pobres te perdonarán el pan que les das". La dignidad de los usuarios también hay que alimentarla. Por eso, otro de los retos en los que está trabajando el Banco de Alimentos de Sevilla es la inserción sociolaboral de estas personas. "Este programa esta desde hace algunos años, pero lo estamos potenciando ahora al máximo. Tratamos que no solo reciban comida, sino que también salgan de la situación de exclusión en la que se encuentran", advirtió Leopoldo Parias. En la asociación hay cursos de carretillero, de carretillero, mozo de almacén, camareras de hotel, etc. de manera que se puedan reincorporar al mercado laboral.
En cuanto al perfil de los usuarios, cada vez hay más personas inmigrantes. "Esta situación tiene una lectura positiva. Los españoles van saliendo de la necesidad de alimentación. En cuanto o los inmigrantes, hay que tener en cuenta que el proceso de obtención de papeles no es fácil y muchas veces tarda entre tres y cuatro años, un tiempo durante el que no pueden acceder al mercado laboral, con lo cual lo tienen muy complicado para tener cubiertas sus necesidades. Por eso nos estamos centrando, tanto en la entrega de alimentos como en ese trabajo de inserción sociolaboral. Tampoco pueden ir a cursos que se le homologan, porque no tienen papeles", afirmó.
Respecto a la edad, el grueso de los usuarios está entre 20 y 40 años. "La necesidad sigue existiendo y para determinadas personas, el único mecanismo que tienen para poder tener cubierta una necesidad básica como es la alimentación es a través de los productos que que el banco pone a disposición de las entidades que atienden a estas personas", afirmó Parias.
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