Eduardo Martín Clemens, párroco de Santa Cruz, conoció a León XIV en Perú: "Es muy abierto a las necesidades de la Iglesia actual"

Una de las personas más solicitadas desde que se eligió al nuevo Papa, Robert Francis Prevost, es el párroco de Santa Cruz y diocesano de Misiones, Eduardo Martín Clemens. Atiende con paciencia a todos los que le preguntan por su relación con el Sumo Pontífice, con quien tuvo la oportunidad de compartir parte de los 50 años de dedicación sacerdotal que -coincidiendo con la fumata blanca- ahora celebra. "Es una persona dialogante, discreta, abierta a la novedad sin dejar de ser fiel a la tradición y muy abierta a las necesidades de la Iglesia actual", así recuerda Martín Clemens a León XIV.

Su relación se remonta a 1992, año en el que el párroco de Santa Cruz llegó a la ciudad de Trujillo (Perú). Recuerda que allí estaba Prevost como formador de la comunidad agustiniana, en el Seminario Metropolitano, donde había cinco diócesis, cinco jurisdicciones y más seis familias religiosas. "Se encargaba de la formación de muchos seminaristas", indica Martín Clemens a este periódico y subraya que la prioridad de Prevost era "la acogida" de los que llegaban. A finales de diciembre de ese año, Martín Clemens fue nombrado rector del seminario y lo eligió su jefe de estudios por sus "cualidades pedagógicas" pero también "por la grandeza de su corazón" y por la capacidad "de interpretar las necesidades del otro". Lo cierto es que, a su juicio, tenía "talante de pastor", porque trabajaba "como formador" de manera incansable.

Prevost sabe "fusionar el corazón y el entendimiento" a la perfección. En este sentido, según Martín Clemens, el Sumo Pontífice es "muy discreto", pero "dice lo que cree que es la verdad". Cualidad propia de San Agustín, una figura que ha sido guía indiscutible en el camino de Prevost. De hecho, ha puesto en valor las palabras que mencionó cuando salió al balcón de la logia de las bendiciones de la basílica de San Pedro para saludar e impartir su primera Bendición Apostólica Urbi et Orbi. "En su precioso texto no dudó en citar a San Agustín, quien dijo: Soy obispo para vosotros, soy cristiano con vosotros", valora el sacerdote.

Sobre las visitas a Sevilla, recuerda cuando Prevost conoció la Semana Santa hispalense. "Era un Viernes Santo y se mostró muy respetuoso, dando valor a la piedad popular", pero capaz "de ir más allá" y "de vivir lo más místico" dentro de su misión evangelizadora. Este recuerdo forma parte de una de las tres ocasiones que León XIV visitó Sevilla. Lo hizo en 2002, 2007 y 2010, cuando era el prior de la Orden de San Agustín.

Según ha detallado el prior de la comunidad del colegio San Agustín de Sevilla, Jesús Manuel Gutiérrez Pérez, el Papa estuvo en Sevilla en 2002 durante el Viernes Santo, donde convivió con la Orden Agustina y conoció el colegio de San Agustín. Además, el Viernes Santo "León XIV fotografió al Cachorro desde las sillas de las Setas y vio a todas las cofradías durante esa tarde". En esta visita, Gutiérrez ha contado que "también conoció al entonces arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, y visitó el convento de la Encarnación".

Tras ello, en 2007, visitó a la comunidad en toda España después de su reelección como prior hasta el año 2013. El objetivo de su llegada a Sevilla fue presentar los programas de la Orden de San Agustín a todos los integrantes de la orden, para dar a conocer las labores que se llevarían a cabo a nivel global durante los siguientes siete años.

La última vez que León XIV vino a Sevilla fue en el año 2010, cuando clausuró el 500 aniversario del Convento de Las Agustinas en Huelva. "El Papa estuvo en la ciudad durante tres días y le dejamos un coche para que pudiese trasladarse a Huelva y así presidir la misa", ha detallado el prior de la comunidad del Colegio San Agustín.