El ficus de San Jacinto ya es historia
Medio Ambiente
Parques y Jardines tala el tocón que quedaba del ejemplar centenario tras ser imposible revitalizarlo
En su recuerdo, se dejará un trozo de tronco y una placa que recuerde su historia y la lucha por mantenerlo
Parques y Jardines estudia sustituir el ficus de San Jacinto por una escultura en su memoria
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El ficus de San Jacinto ya es historia. Un símbolo del arbolado de Triana que forma parte del pasado del antiguo arrabal después de que este jueves Parques y Jardines haya empezado la tala definitiva del gran tocón que quedaba. Tal decisión se ha tomado tras resultar infructuosas las medidas adoptadas por el gobierno local para revitalizarlo. El equipo de José Luis Sanz culpa de la muerte del ejemplar centenario a la poda agresiva que se hizo en el verano de 2022, que afectó al 70% de la copa. Dichos trabajos los llevó a cabo la orden dominica propietaria del templo, con el respaldo del Ayuntamiento, al frente del cual se encontraba entonces el socialista Antonio Muñoz. El motivo: las graves lesiones que sufrió una vendedora de cupones tras caerle encima una rama de grandes dimensiones del ficus, señal inequívoca del mal estado en el que se encontraba. La poda quedó paralizada por orden judicial tras la denuncia de una asociación de jardinería.
Son las ocho de la mañana del primer jueves de agosto. El cruce de las calles San Jacinto con Pagés del Corro está lleno de policías. Apenas hay viandantes en estas dos arterias de Triana. La tranquilidad de las primeras horas de esta jornada veraniega es propicia para los trabajos que empiezan a acometer la media docena de peones en el pequeño jardín que antecede al templo de los dominicos. Uno de ellos, subido a una grúa de grandes dimensiones, procede a talar el gran tocón que queda del ficus. Es el árbol que más titulares ha protagonizado en Sevilla los últimos años.
La zona está perimetrada. Hay 12 agentes controlando la circulación y velando por que se mantenga la calma. El operario que trabaja en las alturas corta lo que queda de tronco a grandes rebanadas. Todo hace prever que la labor se prolongue, como mínimo, dos días, teniendo en cuenta que habrá que darse por finalizada la jornada cuando el termómetro se ponga por las nubes. La ciudad está en alerta amarilla por calor. Hay coches policiales en San Jacinto y Pagés del Corro. Los primeros vecinos que pasan por la zona se paran a contemplar la tala. Muchos graban estos momentos con el teléfono móvil. Es el adiós a un árbol que se lleva consigo parte de la historia del barrio.
Medidas sin resultado
Junto a la verja que rodea el templo se encuentra la concejal de Parques y Jardines, Evelia Rincón. Una integrante de una plataforma a favor de salvar el ficus se encara con ella. Es la única incidencia destacable de la mañana. Rincón explica los motivos que han llevado al departamento que dirige a talar los restos del ejemplar. Ninguna de las medidas tomadas desde el verano de 2023 -cuando el PP se hizo con el gobierno de la ciudad- han evitado que el ficus se muera. Situación provocada por la poda agresiva de la que fue objeto hace tres años, la cual afectó al 70% de la copa.
"Perdió toda su capacidad fotosintética", explica uno de los expertos que colabora con esta área municipal, quien se encuentra supervisando los trabajos que se acometen este jueves. A partir de esa poda agresiva -que fue paralizada por orden judicial-, el árbol quedó expuesto a la insolación extrema, al desarrollo de hongos que lo han descompuesto y a un "debilitamiento generalizado". "Fue un daño irreversible", afirman los especialistas que lo han tratado desde agosto de 2023. "Lo hemos intentado recuperar por todos los medios posibles", asegura Rincón, quien detalla en declaraciones a este periódico que el ficus, para salvarlo, fue sometido a "endoterapia", se intervino en los alcorques, en las raíces (con un análisis del suelo) y se colocaron hasta arpilleras. Todos estos trabajos se concretaron en un contrato específico de mantenimiento, ejecutado desde hace dos años que, además de buscar su recuperación, ha velado por el mantenimiento y la seguridad de este voluminoso árbol. La dotación económica del mismo ha sido de 7.115,72 euros, según apuntan fuentes municipales.
La tala definitiva se empezó a barajar en septiembre de 2024, después de más de un año de tratamientos. El informe técnico presentado entonces confirmaba los peores presagios, el ficus de San Jacinto estaba muerto, no había posibilidad de recuperarlo. No obstante, en el Pleno de ese mes y a petición de una plataforma en defensa del árbol, se acordó que, antes de retirarlo, se aplicara una moratoria de medio año por si, llegada la primavera, aún quedaba una mínima alternativa. Ese pequeño rayo de luz, no se ha presentado. Durante esos seis meses no se ha percibido ningún signo de rebrote ni de mejora, todo lo contrario, el deterioro continúa.
"La moratoria fue un ejercicio de prudencia institucional, pero la realidad biológica del ejemplar ya estaba sentenciada", apuntan desde Parques y Jardines. Los técnicos de este departamento concluyen que el árbol no tiene capacidad de rebrotar, debido a la pérdida de masa radicular, la descomposición del cámbium y la presencia de hongos saprofitos. "La estructura interna sigue degradándose de manera irreversible", abundan. El ficus, por tanto, se encuentra "estructuralmente colapsado", sin capacidad de nutrirse, respirar ni regenerarse, debido a la pérdida total de masa foliar y al avance de la pudrición en el sistema radicular.
"No es un capricho"
Los especialistas inciden en que este ejemplar con 111 años "no puede recuperarse y supone un riesgo". "La retirada no es un capricho, sino la consecuencia de un daño irreversible", en alusión a la gran poda de 2022, que ha obligado a la tala definitiva ejecutada en plenas vacaciones.
El Ayuntamiento se compromete ahora a "preservar" el legado ambiental del ficus. Por tal motivo, se estudia el elemento que lo sustituirá. "Será algo simbólico, relacionado con el árbol", apuntan fuentes municipales. Por el momento, la opción con más posibilidades de salir adelante es conservar una "sección" del árbol, esto es, un trozo de tronco, con un metro de altura aproximadamente, y junto a él, una placa que recuerde la historia del ficus y la lucha que hubo hasta el último momento por parte de distintas asociaciones para mantenerlo. La propia Evelia Rincón comenta a este periódico que se intentó convertir el tronco en un espacio para la lectura, al modo de cómo se ha hecho en otras ciudades con ejemplares que no han sobrevivido y se han tenido que talar. "Los expertos nos aconsejaron que descartaramos esa idea porque la madera no es de calidad y entraña riesgos para tal uso", señala.
Según los técnicos de Parques y Jardines, no es posible plantar un nuevo ejemplar en el mismo lugar, debido a que el tocón (con raíces de gran volumen) no se puede extraer con seguridad. "El compromiso con el patrimonio verde del barrio de Triana permanece intacto, y se ha actuado con la máxima profesionalidad y sensibilidad posible", defienden fuentes municipales.
Acuerdo con los dominicos
La intervención directa del Ayuntamiento en el ficus obedece al acuerdo entre el Consistorio y la orden de predicadores, alcanzado en agosto de 2023 y que sustituye al convenio anterior, por el que el ejemplar pasaba a ser competencia municipal. La firma incluye la cesión del jardín delantero de la iglesia como espacio público.
Acaba, así, la historia de un árbol que, entre otros momentos, fue testigo de la mítica salida de la Estrella de la parroquia de San Jacinto en la Semana Santa de 1932, en plena II República. Y también del regreso de las hermandades a este templo para celebrar sus cultos y salidas, tras años en los que estuvo cerrado a cal y canto a tales manifestaciones religiosas. Apenas quedará nada de él cuando la Esperanza de Triana vuelva a estar en esta iglesia el próximo otoño. Es el adiós al ficus más polémico de la ciudad.
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