La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Qué clase de presidente o qué clase de persona
Los trabajos de restauración en la Giralda, iniciados en 2015 como parte del Plan de Mantenimiento Preventivo de la Catedral, han brindado una “ocasión única para el conocimiento" de la torre almohade. Esta investigación profunda, llevada a cabo por la dirección de obras y el creado (en 2017) Comité de Expertos de la Giralda, ha permitido documentar y analizar con precisión milimétrica la construcción original del alminar. Este análisis exhaustivo de la Giralda, que combina la arqueología con la métrica y la tecnología moderna, demuestra que los constructores almohades planificaron la torre con la precisión de un relojero, donde incluso los soportes temporales (los andamios) estaban integrados y medidos con una maestría inigualable.
Eduardo Martínez Moya, arquitecto responsable de la intervención, ha revelado una gran cantidad de detalles sobre la torre en la conferencia que impartió en el simposio Turris Fortíssima, cita organizada por el Cabildo precisamente para poner en común todos los conocimientos adquiridos. Las labores de intervención en las fachadas, que han estabilizado y consolidado los elementos arquitectónicos deteriorados por el paso del tiempo, se ha realizando cara a cara en varias fases desde 2017 hasta 2025. Los proyectos han abarcado la restauración de las caras Oeste (2017-18), Sur (2018-19), Este (2019-20) y Norte (2023-24), además de trabajos específicos como la rehabilitación de huecos y el apeo de campanas.
“El Cabildo Catedral Metropolitano de Sevilla entendió que la instalación de andamios a escasos centímetros de la fachada representaba una oportunidad sin igual, comprometiéndose con la documentación y la investigación. Los equipos dedicaron las primeras ocho semanas de trabajo en cada fachada a mirar, comparar, medir, dibujar y cartografiar cada centímetro cuadrado de la Giralda antes de comenzar la restauración”, explica el arquitecto.
Uno de los hallazgos más notables se relaciona con la obra de fábrica de ladrillo original almohade, como subraya Martínez Moya. A pesar de ser ladrillos artesanales realizados con métodos del siglo XII, los estudios han acreditado una “sorprendente y admirable estandarización y regularidad” en sus dimensiones, demostrando la excelencia en la construcción desde sus “unidades constituyentes básicas”.
El análisis métrico, apoyado por la fotogrametría de alta precisión, deduce con mucha exactitud que la métrica utilizada se basa en el “dedo” (asbú), equivalente a 17 mm.
Las medidas de los ladrillos almohades originales son:
Los expertos hipotetizan que la existencia de dos tipos de sogas podría deberse a que el alminar fue suministrado “por al menos dos tejares o alfares diferentes” (tipo 1 y tipo 2), una necesidad lógica dado que la construcción de la torre pudo haber requerido el suministro de más de 1.7 millones de ladrillos. “La elección del ladrillo como material base de la edificación se considera una decisión muy meditada que condujo al éxito completo de sus ideas creativas”.
La investigación se ha extendido a la tecnología auxiliar de la construcción. Se han analizado los mechinales (huecos) que albergaban las vigas de madera u agujas del andamio original.
El estudio de estas agujas reveló lo siguiente:
Este dominio de la tecnología y de los materiales, abunda el arquitecto, que atesoraron los constructores almohades resulta fascinante. “Incluso en elementos auxiliares como los andamios, demostraron un grado de desarrollo y perfección”.
Como afirma Eduardo Martínez Moya, los estudios acreditan que la Giralda almohade “es una obra cumbre del universo almohade que demostró un dominio tecnológico asombroso”.
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