Las HAM, una asociación religiosa intervenida por la Iglesia con raíces sevillanas
Religión
Tiene su origen, en los años 80, en la iglesia de los jesuitas de la calle Jesús del Gran Poder
El Arzobispado de Madrid ha retirado a la cúpula tras ser acusadas de abusos sobre la consciencia y sexuales
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Las Hijas del Amor Misericordioso (HAM) han saltado a la palestra informativa hace escasos días tras protagonizar un escándalo al que la Iglesia ha puesto freno de inmediato. El Arzobispado de Madrid ha intervenido esta asociación de fieles (aún no son monjas, aunque vivan como tal) tras las denuncias de familias por supuestos abusos de consciencia y sexuales sobre jóvenes que habían entrado en contacto con dicha entidad religiosa. Las medidas puestas en marcha por la autoridad eclesiástica han tenido como consecuencia que toda la cúpula directiva de las HAM haya sido apartada de ella, incluida María Milagrosa Pérez, una sevillana que hacía las veces de madre superiora y a la que todos conocen como Marimí. Al frente se ha puesto como comisaria otra religiosa, Pilar Arroyo.
El origen de la orden se remonta a principios de la década de los 80 y tiene como escenario Sevilla. En concreto, la Iglesia del Sagrado Corazón, en la calle Jesús del Gran Poder, en pleno centro de la ciudad. Se trata de un templo que perteneció hasta hace pocos años a la Compañía de Jesús y que en unos meses se convertirá en la sede de la Hermandad de los Javieres. Allí se encontraba en aquella época el sacerdote Antonio Mansilla Casas, el padre Mansilla, al que se le considera fundador de las HAM. En dicha iglesia, durante las confesiones, conoció a Marimí y a otras jóvenes (una decena aproximadamente) con las que pocos años después marchó a Madrid. Para entonces, el padre Mansilla había abandonado la orden jesuita.
La que ejercerá de líder de las HAM tenía en aquel momento 19 años. Las chicas que la acompañaban, una edad similar. No fue hasta 1997 cuando el Arzobispado de Madrid, al frente del cual se encontraba el cardenal Rouco Varela, las constituye como asociación pública de fieles, el paso previo a ser congregación. Estudiosos de las órdenes subrayan cierta extrañeza por el hecho de que casi 30 años después, este grupo de creyentes apenas haya progresado en el plano jurídico. Una situación que no impidió la importante expansión que lograron por España y la fama que adquirieron con sus ejercicios espirituales.
Las HAM llegaron a Sevilla, ya constituidas como asociación de fieles, en agosto de 2011, cuando se encontraba de arzobispo monseñor Juan José Asenjo. Obtuvieron entonces el permiso para desarrollar su labor de apostolado. Tardarían aún nueve años en asentarse en la archidiócesis. En septiembre de 2020 lo hicieron en dos casas. En la de las Esclavas del Divino Corazón, en Sanlúcar la Mayor, y en las agustinas de Carmona, la única sede que a día de hoy poseen en la provincia, un convento conocido en esta ciudad patrimonial como las Descalzas y en el que actualmente residen 40 integrantes de la asociación fundada por el padre Mansilla, quien falleció en 2004.
Cada mañana, poco después de las ocho, las religiosas de las HAM salen del convento de las Descalzas y se dirigen al cercano monasterio de Santa Clara, donde asisten a misa a las ocho y media. Allí se encuentran con monjas de otras órdenes asentadas en Carmona. Las HAM son en su mayoría mujeres muy jóvenes, que visten su hábito compuesto por un pichi negro y debajo una camisa blanca. No llevan el pelo cubierto. Salen por la puerta lateral que da a la calle de las Descalzas, rodean el convento en el que residen y giran a la izquierda en la calle Santa María de Gracia, donde dejan a su derecha la iglesia prioral del mismo nombre, en la que se encuentra la patrona de la ciudad, la Virgen de Gracia.
Unos trescientos metros más adelante está su destino: el convento de Santa Clara. Ahí oyen misa a diario y luego regresan al convento de las Descalzas, al que estas jóvenes han dado vida. El monasterio, construido en el siglo XVII pero inagurado oficialmente a mediados de la centuria siguiente, había quedado sin uso por la merma de religiosas de las órdenes tradicionales. Las últimas que había eran agustinas descalzas recoletas.
La entrada y salida del convento es por una puerta lateral. Este periódico trató de hablar con alguna responsable de la orden en Carmona, pero se encontró con una negativa. Una de las religiosas declinó amablemente la invitación a atender a la prensa. La noticia de la intervención de las HAM por el Arzobispado de Madrid ni siquiera era demasiado conocida en Carmona. María del Carmen es una mujer que regenta una panadería y tienda de alimentación en la calle Santa María de Gracia, justo por donde pasan las fieles. "Las veo pasar cada mañana y las saludo. Es verdad, ahora que caigo, que esta mañana, no las he visto", decía esta mujer el pasado viernes, sorprendida cuando el periodista le cuenta el motivo por el que está hablando con ella.
"¿Pero ha pasado algo aquí en Carmona?", pregunta la tendera. "No, no, en absoluto, no hay ninguna denuncia en Carmona", responde el informador. "Menos mal, me quedo más tranquila". El Arzobispado sevillano se remite al comunicado de la Archidiócesis de Madrid, al ser el lugar donde están aprobadas y erigidas como asociación pública de fieles. "En esta archidiócesis se seguirá lo que establece el decreto del arzobispo de Madrid", señalan.
Hasta la fecha, no existe ninguna denuncia que implique a las HAM de Carmona. Estas jóvenes han sido solicitadas por varias parroquias los últimos años a la hora de celebrar retiros espirituales "de impacto", pues "su forma de hablar, de explicar, gusta mucho". "Son personas muy preparadas. Todas han estudiado Teología y poseen muchas cualidades para este tipo de encuentros", refiere un sacerdote que contó con ellas para uno de estos encuentros. Uno de los templos donde más han participado es la Parroquia de San Juan Pablo II, en Montequinto (Dos Hermanas), volcada en la nueva evangelización. Adrián Ríos, el canónigo y sacerdote que está al frente de ella, no quiere pronunciarse sobre este asunto hasta que el arzobispo, monseñor José Ángel Saiz, vuelva del Jubileo de los Jóvenes que se celebra estos días en Roma y haga declaraciones de este delicado asunto.
En la puerta de la iglesia prioral hay un vecino que ve cada mañana pasar la comitiva de las HAM. "Son muchas, hay días que yo creo que han pasado más de cien", apunta este hombre. Oficialmente son unas cuarenta, pero bien puede ser que en alguna jornada hayan coincidido en Carmona algún grupo de la congregación venido de fuera. "Son muy jóvenes, y muchas son de fuera", añade el vecino. En la plaza, en la que hay una estatua de Santa Ángela de la Cruz, coinciden algunos turistas, maravillados por el entorno monumental en el que se encuentran. Pero hace demasiado calor para pararse al sol. "Yo ya no creo que salgan hasta mañana", apunta el vecino. Y, efectivamente, a primera hora del sábado, las jóvenes acuden a misa.
Aunque no están reconocidas por la Iglesia como monjas, las jóvenes que forman parte de las HAM viven y funcionan en la práctica como cualquier religiosa. La asociación posee unos estatutos internos que establece normas de comportamiento, horarios y trabajos a desempeñar. También regulan el tiempo de permanencia con sus familiares cuando salen puntualmente de las sedes. Un aspecto en el que, sacerdotes sevillanos que las han tratado, reconocen que son bastante "restrictivas". De igual modo, hacen votos privados, aunque éstos, al no estar constituidas aún como orden religiosa, carecen de validez para la Iglesia. "Al igual ocurre cuando alguna de ellas abandona la asociación, no tiene que acudir a la autoridad eclesiástica, como sí es obligatorio en el caso de las monjas", refiere uno de los curas que las ha conocido.
Como se comentó antes, estas jóvenes cuentan con una gran preparación para ejercer el papel de acompañante espiritual, función que ha estado casi siempre en manos de los sacerdotes, pero que también pueden desempeñar otros religiosos o laicos. Requieren de bastantes cualidades: solidez espiritual y teológica, además de una gran capacidad psicológica para atender a la persona que deposita en esta figura su confianza. Varias de las jóvenes que integran las HAM de Carmona han pasado por la Facultad de Teología de Sevilla, donde aprobaron con alta nota. Se trata, por tanto, de personas muy cualificadas para dicho cometido.
La intervención del Arzobispado de Madrid se ha producido tras las denuncias de familiares por las prácticas llevadas a cabo, en las que aseguran que se han cometido supuestos casos de abuso de consciencia y sexuales. Para aclarar y reconducir esta situación, se ha elegido como comisaria de las HAM a Pilar Arroyo Carrasco. Esta cacereña, de las Hijas de la Caridad de Santa Ana, está diplomada en Magisterio y en Ciencias Religiosas. Estudió Espiritualidad Bíblica en la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid). Su función en estos momentos pasa por analizar la estructura de gobierno de la asociación, su plan de formación, la vida comunitaria y el acompañamiento espiritual que desarrollan. A la postre, esto significa revisar estatutos, reglamentos y gestión económica.
Mientras que esta intervención se prolongue, la casa de las HAM en Carmona, como las de toda España, verá muy limitado su apostolado. Dejará de admitir nuevas vocaciones y tendrá vetada la formación de las postulantes y novicias. Las otras integrantes de la comunidad estarán bajo la tutela de la comisaria.
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