Homosexual asesinado en Coria

Dos testigos coinciden en que el sospechoso buscaba una coartada

  • Ambos han declarado que el investigado por matar a su marido les pidió que "se pusieran de acuerdo porque creía tener los teléfonos pinchados"

  • El caso se ha reabierto cinco años después del crimen

Francisa Sevillano, hija del homosexual asesinado

Dos testigos han coincidido este martes en que el sospechoso de matar a su marido en Coria del Río se buscó una coartada después del homicidio. Así lo han declarado estas dos personas, familiares del investigado, ante la juez de Instrucción número 1 de la localidad ribereña. Ambos testigos han asegurado que el sospechoso, Manuel Sosa Córdoba, les pidió que se pusieran de acuerdo porque pensaba que tenía los teléfonos intervenidos.

Estas dos declaraciones son las primeras que tienen lugar en el juzgado de Instrucción 1 de Coria del Río tras la reapertura del caso ordenada por la Audiencia de Sevilla. La víctima, Ángel Sevillano Ramos, apareció muerto en un descampado el 5 de mayo de 2013. Tres meses después, la Policía Nacional detuvo a su marido, Manuel Sosa Córdoba, como presunto autor del homicidio, pero el juez terminó archivando la investigación y exculpando al sospechoso.

Cinco años después, la Audiencia ha ordenado la reapertura de la investigación contra Manuel Sosa Córdoba, después de que así lo solicitara el nuevo abogado de la hija de la víctima, José Manuel Carrión. A estos dos testigos no se les tomó declaración en el juzgado en su día y sólo fueron interrogados por la Policía Nacional.

Ambos han coincidido en que Manuel Sosa se presentó en su casa, "muy nervioso", después de que la Policía registrara su vivienda y le interviniera dinero. Los testigos se ofrecieron a prestarle dinero, pero el investigado aseguró que tenía más en otro lugar oculto de su casa que la Policía no había encontrado.

Sin embargo, aprovechó la ocasión para pedirles a sus familiares que se "pusieran de acuerdo todos" porque podían tener "los teléfonos intervenidos". Los testigos respondieron que "si no había nada que ocultar, no había problema en que los teléfonos estuvieran pinchados". 

La hija de la víctima, junto al río Guadalquivir La hija de la víctima, junto al río Guadalquivir

La hija de la víctima, junto al río Guadalquivir / Juan Carlos Vázquez

Uno de estos familiares ha recordado un episodio ocurrido una semana antes del crimen en un centro de salud. La víctima, "llorando", le dijo que había tenido una pelea con su marido y éste se "había puesto un poco agresivo". Esta riña habría sido porque el investigado "se gastaba mucho dinero en las maquinitas de juegos".

Los dos han declarado que las riendas de la relación las llevaba Manuel Sosa y que la relación entre ambos "no era buena en los últimos tiempos". Ambos han dicho que piensan que fue este hombre quien mató a su marido. Uno de ellos ha explicado que, después de quedar en libertad tras su detención, oyó una conversación con su abogado en la que éste le pedía que le dijera dónde había estado aquella mañana "porque igual que lo había sacado lo volvía a meter".

Los testigos no han ratificado que el investigado dijera que había ya pagado su pena con tres días en el calabozo ni que dijera que fueran a celebrar que ya estaba libre tras haber matado a su marido. Lo que dijo, según estos testimonios, fue "vamos a celebrar que ya estoy en la calle".

El abogado del investigado, José Antonio Cumplido, solicitará de nuevo el archivo de la causa y ha calificado las declaraciones como "sorprendentes e inverosímiles cinco años después" de los hechos. El letrado está estudiando pedir la deducción contra los testigos por falso testimonio, si bien avanzó que esperará a la resolución de la juez.

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