El inicio de curso en el barrio de Los Pajaritos de Sevilla: 24 nacionalidades y seis religiones

Educación

El colegio SAFA Blanca Paloma es un ejemplo de integración en el ámbito de la enseñanza

Cuenta con becas de la Junta para el comedor escolar y ayudas de fundaciones para actividades extraescolares

Comienza el curso escolar 2025/26 en Sevilla con 4.400 estudiantes menos

Aula de Primaria en el Colegio SAFA Blanca Paloma. / José Ángel García

La inmigración es una realidad que se vive con total naturalidad en el Colegio SAFA Blanca Paloma, un centro concertado del barrio de Los Pajaritos. Esta zona de Sevilla es, según diversos estudios, una de las más pobres de España, debido a la baja renta familiar de sus vecinos. A ello se añade el hecho de convertirse en destino de numerosas personas que llegan a la ciudad. En sus aulas aprenden alumnos de 24 nacionalidades, que profesan seis religiones. Una diversidad cultural que, lejos de convertirse en problema, supone un interesante reto para la fundación titular de este centro, que en origen tenía como fin atender a los hijos de los presos y represalidados del régimen franquista.

Lucía es la maestra del tercer curso de Educación Infantil. Tiene a su cargo a 25 menores de cinco años. Sólo cuatro de ellos vienen de una familia cuyos dos progenitores son españoles. La mayoría son hijos de inmigrantes, de distintas razas y muchos, con necesidades educativas especiales. Todos atienden a sus indicaciones y participan de los juegos. Es el primer día de clase y lejos de suponer un suplicio, lo toman como motivo de alegría por el reencuentro.

Es la realidad que se vive cada día en el SAFA Blanca Paloma, ejemplo de integración para una época en la que la comunidad educativa es cada vez más diversa. Esta razón es la que ha llevado a la Delegación territorial de Desarrollo Educativo y FP a elegir este centro para el inicio del curso 2025/26. El delegado provincial, Miguel Ángel Araúz, conversa con el director del colegio, Javier Gómez, quien hace memoria de la escuela. Ésta se construyó en 1961, una vez que se había edificado el barrio, lo que explica que muchos bloques de pisos (cuyo deterioro resulta más que notable) colinden con el propio recreo. Desde su origen estuvo regentado por una comunidad de religiosas, hasta que en 1985 pasó a manos de la Fundación SAFA.

En sus aulas estudian actualmente 800 alumnos, desde el segundo ciclo de Infantil hasta cuarto de la ESO. Incluye también una FP Básica de Electricidad y Electrónica. La Formación Profesional ha sido siempre un baluarte de la referida fundación. Ejemplo de ello es el centro que posee en Écija.

Los alumnos juegan en el recreo del SAFA Blanca Paloma. / José Ángel García

La crisis de natalidad también pasa factura. De las 45 matrículas nuevas de hace unos años a las 38 como máxima de los últimos cursos. Aunque, eso sí, este colegio es uno de los que más escolarizaciones extemporáneas registra (hasta 40 en un curso), debido a la constante llegada de familias inmigrantes a Los Pajaritos. "Algunas aulas comienzan en septiembre con 18 niños y luego se ponen en 25", explica el director del colegio.

Una característica de este centro es que la Primaria está completa, no así el segundo ciclo de Infantil, en el que todavía hay familias que no matriculan a sus hijos al tratarse de una etapa voluntaria. "Es un problema en el que se trabaja para hacerles ver la importancia de la escolarización temprana", explica Javier Gómez.

El absentismo escolar constituye otro de los frentes contra el que se batalla en el SAFA Blanca Paloma. Cuentan para ello con personal propio: orientadora familiar, trabajadora social y el seguimiento a través de las tutorías. Se "suple", así, la falta de recursos públicos que se padece demasiadas veces no sólo en este barrio, sino en muchos otros de la ciudad. Un servicio esencial para un colegio con tales características. "Aquí la expulsión de un alumno no se la toman como una sanción, sino como un premio, de ahí que evitemos tomar esta medida y nos decantemos por otra que le haga al menor permanecer más horas en el aula", explican desde el equipo directivo.

Los distintos países de procedencia del alumnado, sus diferentes culturas y religiones no son un problema para este centro, que "lleva en su ADN atender la diversidad". "Es un ilusionante reto", defiende Juan Manuel García, subdirector de la Fundación SAFA. García recuerda que dicha entidad la creó en la posguerra el padre Villoslada para enseñar a los hijos de los presos y represaliados.

Los niños saludan a los autoridades asistentes al inicio de curso. / José Ángel García

El Blanca Paloma es un espejo de la realidad social de Los Pajaritos. Alumnos de 24 nacionalidades y para los que se imparten asignaturas relacionadas con seis religiones: católicos, evangélicos, mormones, protestantes, islámicos y judíos. Un auténtico crisol condicionado por la baja renta familiar de los hogares donde residen estos niños. Por tal motivo, el colegio (abierto de 7:30 a 19:00) ofrece una amplia gama de servicios escolares, que incluyen aula matinal (con desayuno subvencionado por la Fundación Gota de Leche), comedor (totalmente gratis por las becas de la Junta de Andalucía y de la Fundación Persán) y actividades extraescolares, sin coste alguno gracias a la ayuda de entidades como Fundacion Balia, Secretariado Gitano y AES Candelaria. Otras ONG (Fundación Pastrana y Sevilla Solidaria) patrocinan proyectos educativos como el aula de convivencia.

Más sombra

Con una superficie de 7.300 metros cuadrados, el colegio sirve de sede para los talleres del distrito. Se está a la espera de recibir fondos europeos a través del Gobierno central para dotar de sombra el patio principal, donde es difícil impartir Educación Física y jugar durante los meses de calor. Uno de los proyectos, en este sentido, pasa por sembrar más árboles en los espacios abiertos.

Los Pajaritos no se entendería hoy sin este colegio, donde no sólo se enseñan conocimientos básicos, sino una de las asignaturas más importantes del siglo XXI: aprender en la diversidad.

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