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Sevilla

La dura historia de Iván, uno de los jóvenes hallados muertos en la casa ocupada de Lebrija

Iván S.T. hace siete meses, sobre una imagen del cordón policial en la zona donde fue hallado el cadáver

Iván S.T. hace siete meses, sobre una imagen del cordón policial en la zona donde fue hallado el cadáver / M.G.

Uno de los dos muertos encontrados el miércoles en la casa ocupada de Lebrija es Iván S. T., de 33 años, un joven que llevaba años enganchado a las drogas y cuya situación se había deteriorado enormemente en los últimos meses. El otro fallecido es un amigo suyo que conoció en Córdoba, después de que Iván abandonara una terapia de rehabilitación en un centro de esta ciudad.

Ambos aparecieron muertos en una vivienda ocupada de la calle Reales Alcázares de Lebrija el pasado miércoles, después de que los vecinos llamaran al Ayuntamiento alertados por el fuerte olor que salía de la vivienda. Los operarios municipales encontraron los cuerpos de estas dos personas y avisaron a la Guardia Civil y la Policía Local.

La investigación está a la espera de que se concluya el informe forense, una vez que se han practicado las autopsias a ambos cadáveres. En principio, los cuerpos no presentaban ningún signo de violencia externa. Sí tenían mutilaciones, pero éstas podrían haber sido causadas post mortem por un perro que había en la casa. Todo apunta, a falta de más datos, a un posible envenenamiento por una partida de droga adulterada, si bien todas las hipótesis permanecen abiertas.

Iván S. T. no nació en Lebrija, aunque residió media vida en este municipio. Era de la barriada de Madre de Dios, en Sevilla capital. A los seis años, la Junta le retiró la custodia a su madre. Junto a él salieron de la familia también sus dos hermanos. Iván fue dado en adopción a una familia de Lebrija, que le puso sus apellidos y con la que vivió hasta la mayoría de edad.

Al cumplir la mayoría de edad expresó su deseo de reiniciar el contacto con su familia biológica. Tras quedar varias veces con ellos, se marchó a vivir una temporada a casa de su abuela a Madre de Dios. "En un principio se adaptó muy bien y comenzó a salir incluso con una chica", cuenta a este periódico una familiar. Pero también empezó a frecuentar malas compañías y al poco tiempo a consumir drogas.

Eso le llevó a la delincuencia. Iván S. T. fue detenido en varias ocasiones por distintos robos y terminó ingresando en prisión. Al salir de la cárcel volvió a vivir en la calle y a engancharse a las drogas. Empezó a darle duro, a fumar en plata. Un día, su familia biológica lo encontró durmiendo en el portal de su bloque, acostado y tapado con mantas. 

La familia biológica contactó con la adoptiva para tratar de encontrar una solución para Iván. Un familiar que es policía lo llevó a un centro de desintoxicación a Córdoba, pero no estuvo más de un mes. "Decía que estaban todo el día hablando de Dios, que aquello parecía una secta. Y él no creía en Dios. No era nada religioso. Quería que lo ayudaran a salir de la droga, pero su estancia en el centro lo estaba volviendo loco".

Iván abandonó la terapia y conoció en la estación de Córdoba al amigo con el que ha muerto, también toxicómano. Intentó contactar con su familia adoptiva, pero sólo halló negativas. "Se topó con la cerradura de la casa cambiada, con que nadie respondía al teléfono. Tenía una orden de alejamiento", añade su familia biológica, que hace siete meses le hizo la fotografía que se publica en esta información, en la que tiene muy buen aspecto.

Sus allegados intentaron hacer lo posible por sacarle de ese mundo, pero no fue posible. "Siempre quería que lo ayudaran, pero que no dejaran tirado a su amigo. Si había algo, era para los dos". Finalmente, se marcharon a Lebrija y entraron en una casa cuyo propietario lo conocía desde pequeño. "Es cierto que ocuparon la vivienda, pero el dueño no les dijo nada".

Pocos días antes de su muerte lo vio la familia biológica y lo encontró en muy mal estado. Le hicieron una fotografía para mandársela a la familia adoptiva y pedirle ayuda. No volvieron a saber más de él hasta el hallazgo de los cuerpos. "La foto fue hace once días. Es posible que murieran esa misma noche. Por lo menos debían llevar diez días muertos".

La familia biológica lamenta que nadie de la adoptiva se haya interesado por Iván en los últimos meses, y que incluso ni siquiera tras la muerte haya aparecido nadie por el tanatorio. Iván será incinerado la tarde de este viernes en el tanatorio de San José de la Rinconada.

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