triple crimen en dos hermanas

La juez mantiene que el Pollino "ejecutó" a las tres víctimas

  • La instructora considera que Ricardo García Hernández disparó a estas personas, el matrimonio y una niña de 6 años, después de que otros dos detenidos redujeran y amordazaran al turco

La Policía custodia a varios de los sospechosos que comparecieron ante la juez del caso el pasado 19 de enero.

La Policía custodia a varios de los sospechosos que comparecieron ante la juez del caso el pasado 19 de enero. / josé ángel garcía

La confesión de los tres crímenes y su posterior retractación no han hecho variar las sospechas sobre la instructora sobre la autoría de los asesinatos. La juez de Instrucción número 19 de Sevilla, Ana Escribano, que investiga el triple asesinato del turco Mehmet Demir, su mujer Sandra Capitán y la hija de ésta, Lucía Begines, de sólo 6 años, mantiene que el principal investigado, Ricardo García Hernández, el Pollino, es el responsable de haber "ejecutado" a las tres personas. Así lo sostiene la instructora en el auto que acordó el pasado 19 de enero el ingreso en prisión de un sexto implicado, José Antonio M. B., quien estuvo en la casa de los horrores de Cerro Blanco, donde fueron hallados en septiembre del año pasado los tres cuerpos sepultados bajo ocho metros cúbicos de hormigón.

En ese auto, la juez reconstruye los hechos de acuerdo con la investigación realizada por el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional y relata que de las declaraciones de los sospechosos se desprende de modo indiciario que unos días antes del 16 de septiembre se produjo en Sevilla una reunión entre David Ramón H. P., el Tapita; José Antonio M. B.; Ricardo García Hernández, el Pollino; y su padre, Ricardo García Gutiérrez, el Cabo, en la que los dos primeros aceptaron el "trabajo" que les propuso el Pollino.

El Pollino confesó el triple crimen y luego aseguró que sólo se limitó a alquilar su casa

Ese trabajo consistía en la "reducción y retención por la fuerza de un individuo que mantenía algún tipo de deuda con aquél -en alusión al turco Mehmet Demir, también conocido como Yilmaz Giraz-, así como la intimidación del mismo y de ser necesario el uso de la fuerza para conseguir el propósito que tenía" el Pollino, aceptando dicho "trabajo" a cambio de una cantidad de dinero -unos 3.000 euros declaró en su día el Tapita-.

La instructora relata asimismo que a mediodía del sábado 16 de septiembre de 2017, el Tapita y José Antonio acudieron al domicilio del Pollino, ubicado en el número 168 de la calle Cerro Blanco de Dos Hermanas, y esperaron en el interior hasta que llegó el turco. Éste entró en la vivienda sobre las 14:00 y nada más hacerlo los dos imputados se abalanzaron sobre él, "lo tiraron al suelo dejándolo parcialmente aturdido, lo golpearon y lo ataron con bridas de pies y manos, le taparon la boca con cinta americana y enrollaron también dicha cinta alrededor de su cuerpo, siendo auxiliados en esta labor" por el Pollino.

Dice la juez que los dos imputados que fueron contratados para ese trabajo llevaban ya tiempo en la vivienda y pudieron observar cómo en el cuarto de baño de la misma había un gran hueco en el suelo. En un momento dado, acudieron también a la vivienda Sandra Capitán Capitán, la mujer del turco, y su hija de 6 años, Lucía Begines Capitán, quienes "igualmente fueron golpeadas e inmovilizadas" por el Pollino "y su familia, y finalmente los tres fueron ejecutados presumiblemente por Ricardo García Hernández, que les disparó con un arma de fuego", y posteriormente fueron enterrados en la fosa que previamente habían abierto en el suelo del cuarto de baño.

Un agente dentro del zulo donde fueron hallados los tres cadáveres. Un agente dentro del zulo donde fueron hallados los tres cadáveres.

Un agente dentro del zulo donde fueron hallados los tres cadáveres. / d. s.

José Antonio M. B. y David R. H. P., monitor de artes marciales, han asegurado en sus declaraciones que únicamente participaron en los hechos perpetrados contra el ciudadano turco y exclusivamente en lo relativo a su "retención e inmovilización", pero la juez entiende que "el hecho de que ambos declaren haber visto antes de la realización de la detención ilegal la fosa en la que posteriormente fueron enterrados los cadáveres, permite atribuirles al menos en este momento procesal no sólo su participación en el delito de detención ilegal, sino también en el delito de asesinato, al menos en lo que a Yilmaz Giraz se refiere y a título de complicidad, y ello porque su acción facilitó la comisión posterior del crimen", y todo ello sin perjuicio de lo que de una "más depurada instrucción pudiera resultar".

La magistrada destaca que también debe tenerse en cuenta las manifestaciones de los investigados respecto a que después vieron entrar a la madre y a la niña, y cómo "atemorizados por la situación", tanto José Antonio como David se marcharon del lugar "sin ofrecer auxilio alguno a éstas, de lo que puede deducirse que efectivamente eran sabedores de la suerte que las tres personas iban a correr a continuación".

La juez acordó el ingreso en prisión del sexto implicado, José Antonio M. B. por la "extrema gravedad" de los hechos y las penas con la que se castigan los delitos que se investigan en este caso, por lo que puede "temerse que eluda la acción de la Justicia", además de que la investigación sigue abierta y existe por tanto riesgo de que el investigado pueda "influir en fuentes de prueba relevantes para la instrucción".

El ingreso en prisión de este último implicado se produjo el mismo 19 de enero pasado, cuando Ricardo García Hernández, el Pollino, se retractó de su confesión inicial sobre el triple asesinato y ofreció una nueva declaración en la que aseguró que se "inventó" su relato del triple crimen porque había sido amenazado de muerte por varios imputados, declarándose "inocente" de los tres asesinatos.

El Pollino, que inicialmente confesó los crímenes de estas tres personas al afirmar que "se tiroteó" con el turco por la deuda que tenía con él, sorprendió en su nueva comparecencia judicial, al ofrecer una versión exculpatoria y retractarse de su anterior confesión. En esta nueva declaración, el Pollino sostuvo que se limitó a alquilar la vivienda del número 168 de la calle Cerro Blanco a David H. P., el Tapita, y a su amigo José Antonio M. B. -que ese mismo día se entregó voluntariamente ante la Policía- y un tercer individuo que no ha sido localizado.

Primero asesinaron a la niña de un tiro, luego a la madre, de cinco, y en último lugar al turco

Ricardo García añadió que la tarde del crimen, cuando llegó a este domicilio, ya se habían cometido los tres crímenes y los cuerpos habían sido arrojados al pozo, siendo en ese momento cuando el Tapita y los otros dos individuos le amenazaron diciéndole: "Cómo hables de esto te matamos" y por eso fue a comprar el hormigón con el tapó la zanja, para lo cual empleo ocho metros cúbicos de hormigón. El Pollino insistió en que "no tiene nada que ver" con lo ocurrido y afirmó que es "una persona inocente", añadiendo que se "inventó" la confesión tras recibir esas amenazas de muerte.

Además se produjo un careo entre el Tapita y el Pollino, en el que el Tapita acusó al Pollino de haber mentido con la nueva versión que ha ofrecido y se reprocharon mutuamente su supuesta participación en los hechos.

La investigación policial ha determinado que el turco y su familia fueron voluntariamente a la vivienda de Cerro Blanco, engañados con la excusa de celebrar el cumpleaños del Pollino, y una vez en la casa fueron retenidos por la fuerza y asesinados a tiros.

En uno de los atestados, los investigadores del Grupo de Homicidios sostienen que la niña de 6 años fue la primera en ser asesinada de un disparo en la cabeza y arrojada "inmediatamente" a la fosa, pudiendo estar aún con vida, dado que la autopsia determinó que tenía "abrasiones en las vías respiratorias profundas compatibles con haber inhalado ante mortem restos de alguna sustancia encontrada en el interior del pozo".

Después asesinaron a la madre, Sandra, a la que "ejecutaron con cinco disparos a la cabeza", y finalmente "ejecutaron" al turco de un único disparo en la cabeza, según la investigación policial. Las tres víctimas presentaban además hematomas por diversas partes del cuerpo, propios de haber sufrido "brutales agresiones" ante mortem, "destacando especialmente por su crudeza e importancia, un gran hematoma que presentaba la niña en el pecho, compatible a juicio de los médicos forenses con un fuerte golpe".

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