La madre de la niña que se suicidó en Sevilla denunció el acoso escolar en dos ocasiones "sin respuesta"
El portavoz de la familia de Sandra Peña sostiene que ésta recibía "insultos constantes" por parte de tres niñas del mismo colegio
El centro únicamente separó a las menores en clases distintas a petición de los padres de la víctima
El colegio Irlandesas de Loreto no activó los protocolos antiacoso ni antisuicidio a pesar de que "había indicios para hacerlo"
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La madre de Sandra Peña Villar, la niña de 14 años que se suicidó el pasado martes en Sevilla, había denunciado hasta en dos ocasiones que su hija sufría acoso escolar. Lo hizo a la dirección del colegio Irlandesas de Loreto, donde cursaba estudios, sin obtener respuesta ninguna de las dos veces. La primera denuncia se produjo a finales del segundo trimestre del curso pasado, sin ninguna medida por parte del centro. Acabado el curso, la menor comenzó a recibir tratamiento psicológico. Antes de comenzar el ejercicio actual, la madre volvió a insistir en el problema a la dirección del colegio y pidió que su hija no fuera a la misma clase que las tres chicas que presuntamente la acosaban.
Esta fue la única medida que tomó el centro, separar a Sandra de las tres compañeras que presuntamente la acosaban. Y fue una decisión adoptada a raíz de una petición de la propia madre de la víctima. Incluso el colegio llegó a proponer que colocaran a Sandra con una de ellas y las otras dos en la otra línea de tercero de la ESO, algo a lo que la madre de la menor fallecida se negó. Así lo confirmó ayer a este periódico Isaac Villar, tío materno de Sandra, que está ejerciendo ya de portavoz de la familia.
"Mi hermana se puso en contacto con la dirección del centro y tuvo una reunión con la orientadora. No hubo ninguna respuesta, ni afirmativa ni negativa. Sólo le confirmaron que no iban a estar en la misma clase", indicó Villar, que añadió que su sobrina siempre había coincidido con las otras tres niñas en la misma clase, que llevaban juntas muchos años y que incluso habían sido amigas en el pasado. Hace unos meses, todo cambió y Sandrá comenzó a recibir insultos de manera continua.
La familia desconoce si esos insultos se proferían también a través de las redes sociales. "Eran insultos constantes que le generaron una situación que ha desembocado en esto. La Policía ha intervenido el teléfono móvil de mi sobrina y está analizando si esos insultos también se llevaban a cabo a través de mensajes o en las redes sociales. Nosotros no hemos visto nada, pero es algo que nosotros no sabemos". El portavoz sostiene que Sandra le contaba a su madre estos insultos y que no quiso acudir a ningún profesional de la salud mental, hasta que su hermano "la convenció para que diera el paso y se dejara ayudar".
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La familia no tiene constancia de que sufriera agresiones físicas, aunque los continuos insultos que Sandra recibía le llevaron a una situación tal de estrés y ansiedad que comenzó a autolesionarse. "Se hacía algunas marcas", apunta el tío, algo que es muy común en estos casos de estrés derivados de un presunto acoso escolar. No es cierto que hubiera un intento previo de suicidio. Que ellos sepan, el colegio tampoco contactó con las familias de las presuntas acosadoras. Igualmente, creen que había profesores del centro que no sabían nada de la situación que sufría.
Sandra Peña cumplió 14 años el 9 de septiembre. El suicidio sorprendió por completo a la familia, que no podía esperar este desenlace. "No esperábamos esto para nada". El pasado martes 14 de octubre, al terminar las clases, la niña no pasó ni siquiera por su casa. Subió a la azotea de su bloque, una torre situada en la calle Rafael Laffón, junto al colegio en el que estudiaba, y se arrojó al vacío. Algunas fuentes apuntan que acababa de recibir un mensaje en su teléfono que fue el detonante para esta conducta. Otras indican que la menor escribió incluso una nota de despedida en la propia azotea.
Isaac Villar apunta que los padres de Sandra están muy dolidos con el colegio, sobre todo a raíz de que se enteraron de que éste no había activado los protocolos contra el acoso laboral y contra el suicidio, algo que confirmó ayer la Junta de Andalucía. "Por lo visto, los responsables del colegio estuvieron en el tanatorio, pero cuando mi hermana se ha enterado de que no habían activado estos protocolos, no entiende por qué fueron a verla. Está muy dolida. Está claro que algo ha fallado".
La familia espera que se "aclare todo". "Evidentemente habrá que depurar responsabilidades para todo aquél que no haya actuado como deba. Está claro que ha habido errores. Hay que depurar responsabilidades en dos vertientes, tanto por parte de las que han provocado esta situación como por los que no han puesto remedio", en referencia tanto a las presuntas acosadoras como a la dirección de las Irlandesas de Loreto por su inacción.
El tío materno de la niña se emociona al recordar a su sobrina. "Era muy deportista, muy alegre, jovial, cariñosa y buena persona. Me quedé sorprendido de la cantidad de niñas que habían acudido al tanatorio". La joven jugaba al fútbol en el club Honeyball y había hecho una prueba con el Sevilla. "Fue curioso, porque somos todos muy béticos, y mi sobrino nos mandó una foto de ella vestida del Sevilla". El presunto acoso llevó a la familia a acompañarla a todos los entrenamientos en los últimos meses, para que no estuviera sola.
Llevaba bien los estudios y quería ser militar. "Aún era pequeña, pero tenía las cosas muy claras, sabía lo que quería en la vida. La madre ya se estaba moviendo y preguntando para ver cómo se preparaba para ser militar". Isaac Villar quiso agradecer "a la familia, a los vecinos, a los compañeros de clase, a los padres y a todo el mundo” que les ha arropado estos días, “porque las muestras de cariño son infinitas".
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