Muere Enrique Cerdá Olmedo, "el genetista de Sevilla"
Desarrolló una trayectoria científica de proyección internacional que dejó una huella profunda en la investigación genética y en la formación de varias generaciones de científicos
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El genetista Enrique Cerdá Olmedo, profesor emérito de la Universidad de Sevilla y una de las figuras más influyentes de la biología experimental en España, ha fallecido a la edad de 83 años. Fundador en 1969 y primer catedrático del Departamento de Genética de la Universidad de Sevilla, desarrolló una trayectoria científica de proyección internacional que dejó una huella profunda en la investigación genética y en la formación de varias generaciones de científicos en la ciudad.
José López Barneo lo define como "uno de los nombres más importantes de la genética española moderna y, desde luego, el genetista de Sevilla". Cerdá fue uno de los primeros catedráticos en llegar a la Facultad de Biología cuando ésta se fundó a partir de la de Ciencia, que tuvo su sede en la Fábrica de Tabacos, de la mano de Manuel Losada Villasante. "Ha sido un excelente profesor para muchas generaciones de genetistas andaluces y sevillanos", explica López Barneo.
Cerdá ha fallecido en Sevilla a consecuencia de una dolencia cardíaca. Nacido en Guadix en 1942, fue ingeniero agrónomo y doctor ingeniero de la actual Universidad Politécnica de Madrid, también era licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense y doctor (Ph. D.) en Biología por la Universidad de Stanford. Se formó junto a referentes mundiales de la ciencia como Enrique Sánchez-Monge, Philip C. Hanawalt —codescubridor de la reparación del ADN— y el premio Nobel Max Delbrück.
A lo largo de su carrera desarrolló una intensa actividad investigadora internacional. Fue investigador postdoctoral en el California Institute of Technology, Fairchild Distinguished Scholar, becario Humboldt en la Universidad de Göttingen y científico visitante en numerosas instituciones europeas y americanas. Impartió cursos en el Cold Spring Harbor Laboratory y ofreció conferencias y seminarios en cinco idiomas en dieciocho países.
Su investigación se centró en la biología de bacterias y hongos, con aportaciones fundamentales en mutagénesis, genética molecular, respuestas a estímulos externos y metabolismo secundario. Realizó contribuciones pioneras al estudio de la relación entre mutación, reparación y replicación del ADN, a la genética sensorial, a la toxicogenética y a la regulación genética de rutas metabólicas complejas. Destacan especialmente sus trabajos sobre biosíntesis de carotenoides, compartimentación metabólica, regulación de giberelinas y señalización genética en hongos, así como sus propuestas teóricas sobre la evolución del metabolismo secundario y de la conducta.
Fue autor de 94 artículos científicos originales, 63 revisiones y capítulos de libro y 32 trabajos de divulgación o carácter técnico. Registró 10 patentes y dirigió 30 tesis doctorales. Entre sus obras destacan Nuestros genes (Salvat) y el volumen Phycomyces (Cold Spring Harbor Laboratory Press), del que fue editor y autor principal. También dirigió la película científica Vida de las levaduras, producida por el Institut für den Wissenschaftlichen Film, con versiones en varios idiomas.
Miembro electo de la Real Academia de Ingeniería de España, de la Organización Europea de Biología Molecular y de la Real Academia Sevillana de Ciencias, recibió numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Rey Jaime I de Investigación Científica, la Medalla de Andalucía, el Premio Nacional de Genética, los premios Javier Benjumea y Manuel Aguilar, además de diversas distinciones académicas nacionales e internacionales.
A lo largo de su trayectoria lideró proyectos financiados por la Unión Europea, el Gobierno de España, la Junta de Andalucía, la OTAN, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y diversas fundaciones científicas.
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