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Las bandas de delincuentes se pasan al negocio de la ocupación de pisos

  • Redes organizadas asaltan los pisos que se quedan vacíos para realquilarlos a familias con pocos recursos o instalar en ellos puntos de venta de droga

Los Pajaritos es uno de los barrios más afectados por la ocupación.

Los Pajaritos es uno de los barrios más afectados por la ocupación. / Juan Carlos Vázquez

La ocupación de viviendas ya no es sólo cosa de colectivos antisistema y de personas sin recursos. También lo es de las bandas organizadas de delincuentes, que utilizan estas viviendas para realquilarlas o para actividades ilícitas como el tráfico de drogas. Esto ocurre principalmente en barrios humildes y zonas deprimidas de la ciudad. El fenómeno ha crecido mucho en los últimos años en barrios como Los Pajaritos, como han denunciado en varias ocasiones los miembros de la plataforma Tres Barrios-Amate, que se han manifestado todos los martes del mes de junio para denunciar éste y otros graves problemas que padece la zona.

Estas bandas organizadas buscan principalmente viviendas que son propiedad de entidades bancarias, para no tener demasiados problemas con otras familias o vecinos del barrio. Una vez ocupadas, estos grupos de delincuentes las realquilan a familias con pocos recursos o a personas dedicadas a actividades ilícitas. El negocio es redondo, ya que no les cuesta nada e ingresan un alquiler mensual con unos beneficios del 100%. Además, apenas entraña riesgos, puesto que la ocupación ya sólo está considerada en el Código Penal como un delito leve de usurpación, lo que anteriormente era una falta.

En Los Pajaritos es raro el bloque de viviendas en los que no hay un piso ocupado. El perfil del ocupa de este barrio es muy diverso. Va desde personas sin recursos ningunos que simplemente buscan un techo bajo el que vivir hasta traficantes de droga que quieren la vivienda para instalar un punto de venta, fumadero o guardería. Además de obtener grandes cantidades de dinero con estos negocios, dificultan las labores de investigación de la Policía, ya que ningún miembro de la red ni ningún hombre de paja conocido son los propietarios legales de la vivienda. Este mismo asunto se repite en otras zonas de la ciudad, como el Polígono Norte o las Tres Mil Viviendas. En esta zona, sobre todo en la barriada de Martínez Montañés, conocida como Las Vegas, en muchos de estos pisos se han habilitado plantaciones de marihuana.

En otras zonas de la ciudad como las barriadas de Begoña, el Cerezo, la Barriada del Rocío y Doctor Marañón, también abundan las viviendas ocupadas por personas que no son propietarias, siendo en la mayoría inmigrantes. Son estos los barrios con mayor porcentaje de población extranjera de la ciudad, todos ubicados en el distrito Macarena.

Pero la ocupación no sólo es un problema en los barrios más deprimidos de la ciudad. También hay casos en zonas más pudientes. Un ejemplo conocido es el del edificio Pinillos, situado muy cerca de la estación de Santa Justa, en la calle Padre Méndez Casariego. Allí vive un grupo de ocupas de origen rumano, dedicados en su mayoría a la recogida de chatarra y a los robos con fuerza en establecimientos y en vehículos de la zona. Estos ocupas tienen atemorizados a los vecinos de los edificios próximos, que han denunciado que los rumanos se dedican a extorsionar a familias vulnerables o realquilar los pisos ocupados. Llevan así más de una década y también se generan problemas de suciedad, insalubridad y malos olores.

Un fenómeno parecido a este ocurre en algunos lugares de la provincia, como es el caso de Villamanrique de la Condesa. Allí una promoción de casas que se terminaron pero que no llegaron a ponerse a la venta por la quiebra de la inmobiliaria está ocupadas por una colonia de rumanos. Hace un año la Junta retiró a tres menores cuyos padres habían dejado encerrados en una de estas casas.

Otro tipo de ocupación es la ideológica. El ejemplo más actual es el de la corrala Dignidad, en la calle Fray Isidoro de Sevilla. Algunos grupos de okupas han sido relacionados con grupos radicales, tanto de extrema derecha como de extrema izquierda. Incluso en alguna ocasión se ha vinculado a algunos de los miembros de estos colectivos con la izquierda abertzale. Son en estos casos en los que, cuando la Policía interviene para desalojar los edificios ocupados, se registran enfrentamientos con los agentes que acaban con algún herido.

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