Sevilla

La odisea de los Mohammadzai, la familia de refugiados afganos que llega a Sevilla

La familia Mohammadzai, en la puerta del centro de ayuda al refugiado de Sevilla.

La familia Mohammadzai, en la puerta del centro de ayuda al refugiado de Sevilla. / Fermín Cabanillas / EFE

Un viaje de nueve mil kilómetros con varias etapas, que tendría que haber comenzado en agosto pero que tuvo que aplazarse forzosamente hasta octubre. Un trabajo en la sombra del Ejército y los servicios diplomáticos españoles para poder seguir sacando a sus colaboradores de Afganistán. Y una historia con un final feliz por el que pocos, ni siquiera sus protagonistas, apostaban cuando veían imágenes del atentado en el aeropuerto de Kabul, que precipitó el final de la evacuación de Afganistán y la salida a marchas forzadas de la coalición internacional tras veinte años de guerra.

Ya en agosto, tratando de que su familia se subiera a algunos de los A400M del Ejército español que salían del aeropuerto kabulí, un ciudadano afgano que vive y trabaja en Sevilla pedía ayuda al Gobierno, a periodistas y a todo aquel que pudiera contribuir a difundir su historia. Su nombre es Sliman Shan Mohammadzai, aunque todos lo conocen con el apodo de Karwan. Fue traductor al servicio de los militares españoles y salió de Afganistán en 2013. Vive en Sevilla, donde trabaja de camarero en un bar de la Alfalfa. Él estaba a salvo, pero su familia trataba de huir de los talibanes y estaban amenazados.

Su historia, como la de tantos otros afganos, se conoció esos días en los que la población mundial asistía atónita a la evacuación de Kabul, viendo por redes sociales cómo algunos afganos se subían a la desesperada, y se caían, de los aviones del Ejército de EEUU, o contemplando cómo las tropas españolas iban metiendo en el aeropuerto a todo aquel que llevara un pañuelo rojo y pronunciara la palabra España. Los familiares de Karwan se quedaron a las puertas.

Sliman Shan y su padre, el general Shirzad. Sliman Shan y su padre, el general Shirzad.

Sliman Shan y su padre, el general Shirzad. / Fermín Cabanillas / EFE

El atentado del aeropuerto lo precipitó todo y la familia Mohammadzai se quedó atrapada en un Kabul que ya no era la capital de su país, sino de otro en el que les esperaba una muerte más que probable a manos de los talibanes. El padre del traductor, Shirzad, de 62 años, es general del Ejército afgano y estuvo luchando contra los talibanes durante los últimos veinte años. Con él quedaban tres generaciones de su familia, la más joven formada por Mina y Hila, dos gemelas de seis meses.

Periodistas como Reyes Calvillo o Fermín Cabanillas se volcaron en la ayuda a Karwan. Con sus informaciones y publicaciones en redes sociales, a la que se fueron sumando más medios e instituciones, crearon toda la presión posible para que el Gobierno moviera ficha. Y así lo hizo. Ya en agosto facilitaron a la familia del traductor instrucciones para que acudieran al aeropuerto con una bandera española. La bomba frustó el rescate y la familia pasó semanas escondida hasta que hace unos días recibió unas nuevas instrucciones: tenían que llegar a Islamabad. Sólo podían hacerlo por carretera, en un viaje de ocho horas sin poder parar. Así viajaron 15 personas, entre ellas las dos bebés, que pudieron cruzar la frontera.

El sábado 9 de octubre, Karwan recibió un mensaje en su teléfono en el que un familiar le comunicaba que estaban a salvo en un hotel de la capital de Pakistán. Dos días más tarde, se subieron con otras decenas de refugiados en un avión de las Fuerzas Aéreas españolas que los trajo hasta la base de Torrejón de Ardoz, donde aterrizaron sobre las nueve de la noche del lunes.

Abrazos en el reencuentro de la familia. Abrazos en el reencuentro de la familia.

Abrazos en el reencuentro de la familia. / Fermín Cabanillas / EFE

Al día siguiente, por fin, la familia Mohammadzai llegó en autobús a Sevilla, donde el traductor pudo reencontrarse con ellos. Por el momento pasarán varios días en el centro de acogido a los refugiados de la capital andaluza, en Sevilla Este. Todos se encuentran sanos y salvos, aunque evidentemente cansados por las semanas escondidos y por el largo viaje de más de nueve mil kilómetros, primero hacia Pakistán, después a Madrid y finalmente hasta Sevilla. Aquí tienen que estar unos días de cuarentena para cumplir con el protocolo covid y después ya se verá, aunque ya apuntan que quieren quedarse en la ciudad.

“Doy las gracias a todas las personas que han salvado la vida de mi familia”, dijo Karwan a las puertas del centro de refugiados, donde conoció a sus sobrinas, las dos bebés de seis meses a las que no había podido ver todavía. También su familia pudo conocer a su novia, una joven sevillana con la que sale desde hace tiempo. El traductor explicó que su padre, el general, llegó a perder la esperanza en varias ocasiones, sobre todo tras el atentado del aeropuerto. “Mi padre no se cree que estén aquí sanos y salvos, estamos muy contentos”, apuntó el joven afgano.

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