El Virgen del Rocío lidera un estudio nacional que mide la soledad y su impacto en el pronóstico clínico

La investigación, coordinada desde Medicina Interna del centro sevillano, con participación de 18 hospitales de todo el país, analiza cómo influye en la salud de los mayores el hecho de estar solo

Hematología del Virgen del Rocío reafirma su liderazgo nacional en terapias CAR-T

Los investigadores principales del estudio, el internista Bosco Barón Franco, y la residente de Medicina Familiar, Reyes Moreno Pérez de Tudela.
Los investigadores principales del estudio, el internista Bosco Barón Franco, y la residente de Medicina Familiar, Reyes Moreno Pérez de Tudela. / H. U. V. R.

En el Hospital Virgen del Rocío, un proyecto innovador está poniendo en el centro de la investigación algo que pocas veces se mide en medicina: la soledad no deseada de las personas mayores. Detrás del estudio están Bosco Barón Franco, médico internista, Máximo Bernabéu, el jefe del servicio, y Reyes Moreno Pérez de Tudela, residente de medicina familiar, quienes han logrado que su trabajo reciba el Premio a la Investigación en el sector sociosanitario de la Fundación DomusVi, con 15.000 euros para continuar su investigación. "El reconocimiento confirma que vamos por el camino correcto y nos da recursos para publicar los resultados, presentarlos en congresos y, sobre todo, avanzar en la mejora de la atención a estas personas", afirman sus autores.

La idea nació hace tres años, cuando Barón Franco, preocupado por cómo la soledad influye en la salud, propuso a una estudiante de medicina explorar el tema. "Nos dimos cuenta de que un cuarto de los pacientes mayores ingresados en medicina interna se sentían solos", cuenta. Ese pequeño estudio piloto, que tomo forma como Trabajo Final de Grado de la alumna, abrió la puerta a un proyecto mucho más ambicioso: medir la soledad en hospitales de toda España y analizar cómo afecta a la vida de los pacientes.

Bosco Barón y Reyes Moreno, con el premio de la Fundación Domusvi.
Bosco Barón y Reyes Moreno, con el premio de la Fundación Domusvi. / M. G.

Hoy, 18 hospitales participan en este estudio multicéntrico. Su objetivo es poner rostro y nombre a la soledad de los mayores y abrir la puerta a un futuro en el que sentirse acompañado no sea un lujo, sino una parte reconocida de la atención sanitaria.

El impacto esperado va más allá de la estadística. Según los investigadores, la soledad no deseada puede tener consecuencias tan graves como el tabaquismo sobre la salud y la esperanza de vida. El estudio combina lo humano con lo clínico. Lo primero para saber qué porcentaje de pacientes ingresados en Medicina Interna tienen soledad no deseada; y lo segundo, ver qué importancia tiene en el pronóstico. "Es decir, ver, al año, si esos pacientes que se se sentían solos viven menos que aquellos que no", explican los investigadores.

Para ello, pacientes ingresados en Medicina Interna, mayores de 65 años, sin deterioro cognitivo ni dificultades de comunicación, responden a cuestionarios que incluyen dos escalas de soledad, además de preguntas sobre su vida social, familiar y entorno cotidiano. La gran pregunta es si sentirse solo realmente influye en la salud y en la supervivencia.

"Algunos estudios internacionales sugieren que el riesgo de morir por sentirse solo puede ser tan grande como el de fumar", explica Barón Franco. Para Reyes Moreno, el valor del estudio está tanto en los datos como en la visibilización de un problema ignorado. "Sólo el hecho de preguntar si alguien se siente solo y tenerlo en cuenta ya es un paso enorme", afirma.

Paralelamente, se recopilan datos clínicos y funcionales sobre enfermedades crónicas, fragilidad, medicación y autonomía. "Queremos entender quiénes son los pacientes que se sienten solos, cuáles son sus características y cómo esta soledad impacta en su salud y supervivencia", explica Moreno Pérez.

El proyecto está aún en fase de recogida de datos, pero su ambición no termina ahí. Dentro de un año, los investigadores harán un seguimiento telefónico de los pacientes para analizar su evolución y correlacionar la percepción de soledad con el pronóstico de vida. Los resultados definitivos se esperan para mediados o finales de 2027, y podrían transformar la manera en que la medicina interna y la atención sociosanitaria abordan el envejecimiento. "Queremos que la soledad deje de ser invisible. Que médicos, familias y la sociedad entera comprendan que esto no es solo un sentimiento, sino un riesgo para la salud", explica Barón Franco.

Más allá de la ciencia, el estudio tiene una dimensión profundamente humana. Los investigadores subrayan que preguntar por la soledad y tenerla en cuenta ya es un paso gigante. "La soledad no deseada no es solo un sentimiento; es un factor de riesgo para la vida de las personas mayores. Identificarla es el primer paso para intervenir y mejorar su bienestar", explica Moreno Pérez. La intervención futura podría incluir desde redes vecinales y asociaciones comunitarias hasta el trabajo coordinado con servicios sociales y familiares, creando un soporte integral para quienes viven solos y vulnerables.

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