Alavés - Sevilla

Alavés-Sevilla: Ese vibrante espíritu de Atenas

Toni Ruiz y Mendilibar ante Idrissi, cerca del Feyenoord, Sow y Badé.

Toni Ruiz y Mendilibar ante Idrissi, cerca del Feyenoord, Sow y Badé. / Antonio Pizarro

¿Cuántos centímetros abajo debió dirigir su pelotazo Gudelj para que el Sevilla hubiese seguido aspirando a ser campeón de la Supercopa de Europa, a vencer al potentísimo y engrasadísimo Manchester City de Guardiola? Quizá ese quinto penalti no hubiese significado otra cosa que alargar la frustración, porque luego debía llegar la muerte súbita en la tanda de penaltis que tantas veces sonrió a este mismo equipo. Pero, al margen del estigma negativo que tiene grabado a fuego el Sevilla con la Supercopa desde la de Mónaco 2006, si algo quedó claro en Atenas es que el equipo de Mendilibar mantiene su pulso vital.

No sólo lo mantiene, sino que estuvo a punto de tumbar al campeonísimo City de Pep, algo por lo que nadie daba un duro después de ver la paupérrima imagen del mismo equipo, más o menos, cinco días antes en Nervión ante el Valencia. En la capital griega, allá en El Pireo, el Sevilla volvió a llenar de orgullo a los suyos, que apenas creían lo que estaban viendo cuando En-Nesyri volvió a tener en sus botas la gloria, la grandeza absoluta. Porque los suyos eran los primeros que sospechaban que el verdadero Sevilla, con una plantilla envejecida y poco reforzada por ahora, es el que se entregó entumecido por la edad a la vibración juvenil del necesitado Valencia. "Hemos perdido una final, pero hemos ganado muchas cosas hoy", dijo Óliver Torres tras la cruz en los penaltis...

La pizarra. La pizarra.

La pizarra. / Infografía / E.F.

Entonces, ¿cuál es el verdadero Sevilla? Porque la sospecha antes de la cita de Atenas es que esta plantilla que levantó Mendilibar en un par de meses para convertirla en campeona volvía a ser la misma que andurreaba por esos campos de Dios con Lopetegui y Sampaoli desesperando con aquel pseudo fútbol del tuya-mía -tan alejado de aquel equipo que hoy hace tres años ganó la sexta Europa League en Colonia- que invitaba a los rivales a devorarlo casi literalmente. Como hicieron los jóvenes del Pipo Baraja.

Que la plantilla tiene un año más es obvio. Que todavía quedan posiciones por reforzar, también. Y que Víctor Orta debe acelerar esta semana en salidas trascendentales –el maná que llega de Nottingham por Montiel, el Valencia acercándose a la cesión de Rafa Mir, las casi hechas cesiones de Delaney e Idrissi– es lo más evidente. Y que los refuerzos que están por llegar se habrán perdido tres jornadas, también.

Mendizorroza vuelve a ser de Primera División

Entretanto, llega un partido de fútbol que es todo un reto, en un campo que vibra con su gente, máxime, como recordó Mendilibar, cuando es el primero en Mendizorroza tras el celebrado ascenso a Primera. Un encuentro en el que este veterano grupo debe demostrarse a sí mismo que sigue vibrando con el fútbol, aun sin el enorme aliciente que supone medirse al Manchester City ante los ojos de 300 millones de espectadores con un título en juego.

Ahí está la clave para afrontar el partido de esta tarde con garantías, la capacidad de convicción de Mendilibar sobre sus jugadores, que deben encomendarse al espíritu de Atenas. No es sencillo. Entre otras cosas porque no será en terreno neutral y el Alavés está hecho a su escenario, a sus dimensiones, a su gente... Y en el Sevilla alguno estará preguntándose por qué eligió tal opción en lugar de tal otra ante el meta Ederson...

Nyland en el banquillo... y en espera de Badé

En lo estrictamente deportivo, cabe destacar que en el avión que trasladará al Sevilla este mismo lunes bien temprano se subirá Nyland, más para irse haciéndose a su nuevo entorno que por otro motivo. Dmitrovic será titular y alguno cruzará los dedos en cada salto del meta serbio o en cada golpeo fuerte al balón.

También hay que señalar que en ese mismo vuelo chárter estará Loïc Badé, por quien el Sevilla espera que prospere el recurso presentado al Tribunal Administrativo del Deporte, dependiente del CSD, después de las barrabasadas de los dos comités federativos, Competición y Apelación, dando por buena el acta de Sánchez Martínez, que escribió literalmente que el francés derribó a Hugo Duro en una ocasión manifiesta de gol. Algo que todo aficionado al fútbol sabe que es rotundamente falso. En espera de la cautelar, el foco se vuelve a Gattoni. Si no es concedida, habrá que ver cómo responde la última gran apuesta de Monchi. Pero esto es todo superficial. Lo importante es apelar al espíritu de Atenas, volver a vibrar con el fútbol.

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