Manchester United-Sevilla | La crónica

El Sevilla es el actor principal en el Teatro de los Sueños (2-2)

  • Los sevillistas hicieron de malos, muy malos, en la primera mitad y fueron barridos por un Manchester United tremendamente superior

  • El cuadro de Mendilibar fue capaz de reaccionar en el tramo final para protagonizar un papel digno de un Oscar de Hollywood y recibir el premio de los dos autogoles del coloso inglés

  • Así le hemos contado el Manchester United-Sevilla

Los jugadores del Sevilla celebran alborozados el segundo gol.

Los jugadores del Sevilla celebran alborozados el segundo gol. / Adam Vaughan | Efe

El fútbol es un deporte maravilloso por su capacidad para sorprender, por ser un espectáculo completamente inesperado en el que cualquier cosa puede suceder. Y cuando está metido el Sevilla en la Liga Europa esa posibilidad se multiplica por un millón, incluso por infinito si se permite una exageración. Pues el hexacampeón de la competición salió vivo, muy vivo, de su visita al Teatro de los Sueños, donde se comportó como el actor principal del reparto.

Fue capaz de interpretar a la perfección su papel de malo, durante una primera mitad absolutamente deplorable, y también se vino arriba en las tablas para hacer de bueno, pero, sobre todo, con la categoría de comportarse como el número uno del elenco. Al final, el acta del caserísimo Felix Zwaye indicaba un dos a dos que deja todo abierto para el segundo acto en el Ramón Sánchez-Pizjuán, donde está radicada una bombonera que tratará de invertir el claro papel de favorito que sigue teniendo el Manchester United.

Antes que nada, el cronista que trata de analizar lo sucedido en Old Trafford debe confesar que ha debido tirar a la papelera, la de Microsoft, seis mil caracteres de una dureza tremenda contra la plantilla del Sevilla 2022-23 y los que se encargaron de confeccionarla. Con las prisas de internet hay que adelantar y a tenor de lo visto en la primera mitad era bien fácil su escritura. Bastaba con describir lo visto sobre el césped del estadio de la ciudad industrial inglesa para diseccionar de forma áspera a lo que era un esperpento de equipo. Pero el fútbol tiene estas cosas y todo puede dar un giro de 180 grados por diferentes circunstancias, como así sucedió en este primer acto de los cuartos de final de la Liga Europa.

El Sevilla comenzó su interpretación del fútbol en el Teatro de los Sueños de una forma pésima, encajando incluso un gol a los 30 segundos de juego, que afortunadamente para él fue anulado por fuera de juego de su autor, Jadon Sancho. El chaparrón, los granizos que, dicen, cayeron en las vísperas amenazaba, por tanto, con una tormenta de incalculables consecuencias. Y todo se iría agravando aún más con el transcurrir del juego, hasta el punto de registrar el marcador un dos a cero en el minuto 20. Las sensaciones, lógicamente, no eran paupérrimas, eran incluso peores.

Era una nueva demostración del bajísimo nivel que tiene la plantilla del Sevilla Fútbol Club 2022-23. Ya no estaba Julen Lopetegui para criticarlo, en el último año y medio por supuesto, por jugar con la intención de protegerse; tampoco daba vueltas en la zona técnica junto a los banquillos Jorge Sampaoli para recibir la censura por el desorden de todos y los riesgos innecesarios en la salida del balón desde atrás; al cargo de la plantilla figura José Luis Mendilibar, un entrenador que siempre se ha caracterizado por poner en liza a equipos con unas señas de identidad muy marcadas, basadas en el orden, en jugar rápido y en ignorar arabescos inútiles.

Tres concepciones diferentes

Son tres concepciones diferentes, muy distintas además, pero, sobre todas las cosas, lo que también era igual en los tres casos es el comportamiento sin rigor, sin capacidad para defender, de los once futbolistas que eligen cada uno de los responsables directos a la hora de hacer las alineaciones. Mendilibar pensó, sin duda, en la cita de Mestalla a la hora de elegir a esos once hombres que debían defender el escudo sevillista, pero no se olvide que entre ellos estaban el francés Nianzou y el brasileño Marcao, los dos centrales que había escogido Monchi, no se sabe si con la ayuda del bigdata o no, para sustituir a la pareja formada por Koundé y Diego Carlos, tal vez una de las mejores del mundo a la hora de proteger a su guardameta. La realidad es cruel, ambos, al menos por ahora, no parecen capacitados para evitar que los delanteros se planten con posibilidades de marcar con todas las facilidades del mundo.

Sabitzer bate por segunda vez a Bono. Sabitzer bate por segunda vez a Bono.

Sabitzer bate por segunda vez a Bono. / Adam Vaughan (Efe)

A los 28 segundos de juego, ya había metido el Manchester United el balón entre los tres palos en una cadena de errores sevillistas. Un pase atrás innecesario de Montiel, un balón al centro del campo de Bono, muy lejos de lo que quiere Mendilibar en esas situaciones, un pésimo control de Rakitic, como es habitual, y también la incapacidad para defender los balones profundos por el centro. Jadon Sancho se quedó absolutamente solito, pero afortunadamente esta vez no estaba Acuña para romper el fuera de juego, como sí sucedió en los dos goles posteriores, y el Sevilla se libró de arrancar el partido por debajo en el marcador.

Daba igual, la penosa organización defensiva con sólo dos centrales estaba claro que iba a ser letal con el paso de los minutos. Defender con tres atrás puede quitar otras cosas, pero al menos coloca seis piernas en lugar de cuatro para poder despejar los balones que los rivales meten por abajo. Porque con dos, con Nianzou y Marcao en este caso, aunque salvo Badé es igual con todos los demás, aquello es lo que el diccionario andaluz define a la perfección como un coladero. No fue extraño que Sabitzer supiera interpretarlo a la perfección entrando desde la segunda línea, como ya lo hiciera Memphis Depay en el Metropolitano, Luis Suárez, en el Sevilla-Almería, o casi todos los delanteros con astucia. Y después de una buena parada de Bono a Antony llegaba el primero del austriaco. Eso sí, en ésa ocasión sí existe un eximente pues el balón toca en Marcao y se envenena absolutamente para Bono.

Sin defensas

El Sevilla trató de reaccionar, al menos en apariencia, pero ya era un boxeador noqueado por ese primer golpe y estaba dispuesto a enseñar todas sus carencias en Old Trafford. No tardó en agudizar el dolor el Manchester United. Un balón que no ataca de forma grosera Nianzou tras un ataque sevillista, lo deja botar y Martial lanza el contragolpe para culminarlo con un pase a las espaldas sobre la llegada de Sabitzer. Acuña, como en el primer gol, rompe el fuera de juego y el austriaco no lo puede tener más fácil para anotar el dos a cero. Después llegaría la concesión de un tiro a Casemiro (34') en el interior del área sin que nadie le respirara a su alrededor.

Veinte minutos y el Sevilla estaba haciendo, literalmente, el ridículo en Old Trafford. Con el equipo confeccionado sin ningún delantero puro, al contrario de lo que pregona Mendilibar en sus gustos balompédicos; con Gudelj, es un decir, apoyando a Fernando en el medio; con Óliver Torres otra vez como un cero a la izquierda; con Rakitic a un paso de tortuga desesperante y con el lanzamiento de un par de faltas al final del primer periodo con decisiones para que el suizo piense bien qué opción eligió; con Lamela de referencia arriba en su fútbol de mentira... Sólo Ocampos aparentaba la mínima tensión competitiva, pero tampoco eso servía para mucho.

Sin embargo, el fútbol es caprichoso y De Gea tuvo que salvar el dos a uno en un poderoso cabezazo de Nianzou en el tiempo de prolongación. Pero el portero del United está para algo y repelió el testarazo para que el Sevilla se fuera al interior del vestuario rumiando todas sus debilidades. Mendilibar optó por meter a Jesús Navas por Óliver Torres para, al menos, jugar once contra once, aunque eso mismo se podría decir de varios más, que conste.

La reacción

Y todo cambió desde entonces. El Sevilla fue dando pasos adelante, aunque pudo encajar el 3-0 en una brillante acción de Antony que se fue justo a la escuadra de la portería de Bono (61'). Se había sobrepasado la media hora del partido y desde entonces empezaron los cambios. Erik Ten Hag, que está en su derecho, debió verlo todo resuelto y decidió sacar a Bruno Fernandes y a Martial del campo y lo que es peor le transmitió a los suyos que aquello ya era un camino de rosas. Pero se olvidó de que la condición de hexacampeón del Sevilla en esta Europa League se basa en la resiliencia, en saber aguantar empellones de mucha más fuerza incluso.

Sin la rémora de Nianzou y con la aportación principalísima también de Suso, Jesús Navas comenzó a originar ciertos peligros por la derecha y encima En-Nesyri era capaz de meterle el miedo en el cuerpo a los ingleses con sus remates. El Sevilla jugó ya mucho más cerca de De Gea y halló el premio gordo en un par de rebotes, aunque es justo reconocer que lo había buscado. La jugada del 2-1 viene de un ataque de banda a banda y Jesús Navas tiene la fe suficiente para buscar un balón perdido. Malacia se encargó de convertir en el mejor goleador posible.

Encima se había lesionado de gravedad Lisandro con todos los cambios hechos en los suyos y el cuadro nervionense olió la sangre del adversario. De Gea le hizo un paradón a En-Nesyri en un cabezazo picado que parecía el 2-2 (91'), pero lo que no pudo evitar fue balón que rebotó en la cabeza de Maguire para convertirse en un remate imposible. ¿Goles en propia puerta? Sí y no, goles del Sevilla Fútbol Club registrados como tales en el acta por el caserísimo Felix Zwaye, goles del actor principalísimo en el Teatro de los Sueños, que para eso es el hexacampeón de la competición, llámese Copa de la UEFA o Liga Europa.

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