Sevilla-Girona | La crónica

Sea por una cosa o por otra, frustración y cero de nueve en el casillero para el Sevilla (1-2)

  • Los sevillistas vuelven a cosechar una nueva derrota, esta vez contra el Girona, y ni siquiera la polémica arbitral mitiga el cabreo de sus seguidores con el dúo José Castro-José María del Nido Carrasco

  • Los catalanes aprovecharon mejor los errores locales y también hubo un gol anulado a Rakitic y un penalti rectificado por el VAR que dejan muchas dudas

  • Víctor Orta llamó "cagón" a Gil Manzano

Rakitic y Aleix García observan en el videomarcador la jugada del posible penalti de David López

Rakitic y Aleix García observan en el videomarcador la jugada del posible penalti de David López / Antonio Pizarro

Nuevo fracaso del Sevilla 2023-24, el equipo pergeñado por José Castro, José María del Nido Carrasco y por la herencia de Monchi hacia Víctor Orta. Tercera derrota liguera del cuadro de José Luis Mendilibar ante un Girona que estuvo más acertado a la hora de aprovechar los regalos del rival y que fue capaz de soportar las numerosas embestidas de los nervionenses. ¿Justo? Es lo que se registró en el acta arbitral de Gil Manzano, otro de los grandes protagonistas de la noche, pues con la colaboración especial de la sala VOR dejó mucho que pensar entre tantos comunicados oficiales en contra del aplaudido, por Gil Manzano, Luis Rubiales.

Pero ésas son cuestiones que dependerán del cristal con que se mire todo. ¿Fue fuera de juego de Rakitic en el golazo del suizo? Pues las rayas trazadas dicen que sí, así que dogma de fe para creer que estaban bien trazadas porque la línea del césped parecía ponerlo todo en duda, pero bueno, pues fue fuera de juego y no hay otra. O el penalti que considera Gil Manzano por tocar una falta en el brazo de David López y que después es anulado cuando parece evidente que sí toca en la extremidad. Y el colmo es que el reglamento indica que el balón, que había ido a córner, se la acabe regalando el árbitro al Girona tras los minutos del VAR. Otro contratiempo más de carácter exógeno.

Lo que sigue sin arreglar, de cualquier manera, son los errores endógenos, los que manan del propio Sevilla y que condujeron a la afición sevillista a explotar en los últimos minutos con los gritos de "¡directiva, dimisión!". La dirigencia, está claro, es la máxima responsable de todo, del título europeo de hace dos meses y medio y también de los comunicados que le pueden hacer daño por mucho que haya sido en una censura loable a la horrible actitud del presidente de la Federación Española de Fútbol con las mujeres.

Tampoco conviene desviar el tiro y no centrarse en la crónica de lo acaecido sobre el césped del Ramón Sánchez-Pizjuán. El Sevilla tiene cero puntos de nueve porque no ha sido capaz de ganar contra tres rivales con mucho menos nivel en teoría, aunque en el caso del Girona habría que calibrar si esa apreciación tiene algo de cierto o sólo se circunscribe al valor económico de las páginas webs especializadas en el análisis individual de los futbolistas.

La realidad, de cualquier manera, es que no iba a tener nada que ver el fútbol del Sevilla con el de las dos jornadas anteriores. Con Djibril Sow por primera vez como titular en el medio y Pedrosa en la posición de lateral izquierdo por los lesionados Fernando y Acuña, iba a ser un fútbol muy dinámico, de presión constante y de intentar plantarse en las proximidades de Gazzaniga lo más rápido posible. Justo el manual que le gusta a Mendilibar.

El problema, por mucho que la temperatura no fuera tan castigadora como en los días anteriores, era aguantar semejante ritmo con el calor que aún pesa sobre Sevilla. Era una apuesta complicada, cierto, pero el vasco no entiende las cosas de manera cuando se trata de jugar al fútbol. Siempre valiente, paso adelante, presionar muy arriba, con mil carreras por supuesto, hasta a un equipo que se caracteriza por tratar de sacar el balón jugado desde atrás con mucha tranquilidad.

Para nada iba a ser sorprendente que En-Nesyri tuviera el primer cabezazo franco con opciones de hacer daño cuando sólo se habían contabilizado 28 segundos en el cronómetro de Gil Manzano. Se fue fuera, como un intento de sorprender de Ocampos en el minuto 2 tras un robo muy arriba. Pero el Girona tiene peligro en sus salidas y por muy agobiado que se viera empezó a avisar a balón parado y con la maravillosa tarjeta de visita del extremo brasileño Savio, en su camiseta, y Savinho para los comentaristas.

La primera llamada de atención le correspondió a David López en un córner que le llegó con ventaja y a la segunda (16') Sow era desplazado por el propio central catalán para que no pudiera despejar bien. La pelota le cayó a Yangel Herrera y el disparo de éste era imposible para Dmitrovic. El Sevilla volvía a estar por debajo en el marcador, algo que ya se convierte en la tónica habitual en este arranque del curso.

El plan, sin embargo, no se iba a alterar y los sevillistas sigueron siendo un torbellino a pesar de ese 0-1 tan temprano. Gudelj lanzó una falta muy mal (19'), Jesús Navas llegó hasta el fondo sin rematador (21'), En-Nesyri la tuvo de puntera en colaboración con Sow (22') y la secuencia acabaría con un gran disparo de Suso (25') que después no fue aprovechado por Ocampos en su rechazo.

Pero después de esa seguidilla llegaría un susto de los gordos en una pérdida innecesaria de Badé en una salida. La pelota le iba a caer a Salvio para que éste se marcara una exquisitez delante de Gudelj (26'). Afortunadamente para los intereses de los anfitriones, Dmitrovic se hizo grande en la portería y salvó a los suyos para que éstos siguieran acosando por tierra, mar y aire.

Los remates no eran ideales hasta que En-Nesyri sí dirigió hacia la portería un buen centro de Jesús Navas (42'), pero le fue al centro hacia Gazzaniga. Pero el índice de probabilidades era ya tan elevado que iban a llegar las tablas antes del intermedio. Fue más o menos con una situación de juego parecida al 0-1, un mal despeje dentro del área forastera que se le quedó de dulce a Gudelj. Éste empalmó con colocación y con una violencia extrema para que Gazzaniga casi no viera el balón. 1-1 en el minuto 47 del primer tiempo y hasta Suso pudo voltear el marcador antes del intermedio, pero su acrobático remate se fue al larguero (50').

Llegaba el tiempo de reflexión y de descanso y lo que vendría después sería un nuevo regalo de los anfitriones. Un despeje espantoso dentro del área de Rakitic se iba hasta Arnau, éste le colocó de nuevo la pelota en el centro a Aleix García y ahí viene el segundo error, pues el capitán sevillista no tiene fuelle para estorbar siquiera al autor del 1-2 (56').

Otra vez tocaba remar contra la corriente para darle la vuelta al partido y no ya era demasiado a esas alturas. Ni siquiera se le daba validez a un golazo de Rakitic en el que las líneas se empeñan en provocar la duda por el corte del césped. El Sevilla quedó tocado y a pesar de seguir intentándolo pudo ser noqueado en un disparo de Savio al poste tras otra gran jugada y un tiro a puerta vacía de Dovbyk que se fue fuera (85').

El cuadro de Mendilibar, ya con dos delanteros tras la entrada de Rafa Mir lo intentó todo. Un disparo mordido de Pedrosa se fue al palo (74'), En-Nesyri no llegó a un balón de Rafa Mir al primer palo (81') por muy poco, ese penalti que primero lo fue y después dejó de serlo a pesar de tocar el balón en la extremidad superior de David López y, por último, un remate de Badé alto en el interior del área (95').

Conclusión final, el Sevilla tiene cero puntos en las tres primeras jornadas, una plantilla que aún está por hacer cuando se ha disputado ese número de partidos y lo normal, todo el mundo está cabreado con quienes mandan en el consejo de administración. José Castro, José María del Nido Carrasco, pongan el orden que quieran, son los responsables del título europeo, cierto, pero también de esta desazón de los suyos.

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